Paleoposmo

OPINIÓN

MABEL RODRÍGUEZ

21 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No parece muy compatible defender que hemos perdido ciertos valores que antaño brillaban en todo su esplendor, recurrir a la espiritualidad y al mismo tiempo presentarse como adalid de las reivindicaciones materialistas lejos de modernidades de lo intangible.

Resulta que nuestra sociedad está en crisis. Una crisis de valores. Olvídese de los dineros. Que hay gente que vive en pisos de protección oficial y tiene familia numerosa y se casa con su pareja de toda la vida y por lo que sea eso es un ejemplo. Se reúnen en el piso a comer más de diez personas y están acostumbrados a ello. Yo también, la verdad.

Soy el cuarto de cinco hermanos. Éramos siete personas en un piso de protección oficial que todavía llenamos varias veces al año cuando toca celebrar algo, y ya no somos siete, claro, somos catorce o quince. Para mí no hay nada extraño en este asunto salvo que crecer así es complicado. Mucho. Pero en fin, solo yo sigo soltero, mis cuatro hermanos están casados. ¿Es por el Tinder? ¿Por las drogas? ¿Por comer aguacates? ¿Es este capitalismo tardío el culpable de mi soltería?

Tinder y el Satisfyer. Jamás en la vida habría podido imaginar que me encontraría personas supuestamente de izquierdas expresando sesudas opiniones sobre la relación entre el neoliberalismo y la masturbación, la egoísta masturbación. Relacionar el Satisfyer o Tinder con el neoliberalismo es el si te masturbas te quedas ciego del siglo XXI. A la gente le gusta el sexo y es inútil ponerle puertas al campo, pero casualmente es ahí donde nos quieren llevar.

Los pobres, que lo somos también de espíritu, estaremos más sanos viviendo en el campo y siguiendo las viejas tradiciones. Y más felices. El que es pobre, con cualquier cosita se entretiene. Conoceríamos a nuestra pareja para toda la vida, ocurra lo que ocurra, en el bar, en el colegio o mientras nos lava la ropa interior en el río. Antes, es decir, cuando Azarías y Paco el bajo, se vivía mejor.

La izquierda jamás ha tenido en su credo la defensa de las tradiciones religiosas o la monogamia, así que en ese sentido no tiene ningún lugar al que volver, por más que se empeñen algunas. No sé si soy el único al que le choca que Ana Iris Simón, que nos quiere hablar de gentes que viven una existencia muy limitada en lo material y esa maldita izquierda posmo que se preocupa de tonterías, se ponga a vender unos valores que tienen muy poco que ver con lo material, pero eso es exactamente lo que está ocurriendo. El otro día sin ir más lejos citando mal y en feo el ya de por sí inaguantable ideario de Chesterton en un sarao del grupo fundamentalista católico Comunión y Liberación, ya saben, aquello de que cuando dejas de creer en dios terminas rindiendo culto a cualquier chorrada, y de decir chorradas Chesterton sabía mucho.

Todas estas llamadas a la vuelta a tradiciones idealizadas hasta la caricatura tampoco las ha inventado la escritora de marras. Hace tiempo que el filosofo Félix Rodrigo Mora, un neoludita confeso, sentó las bases de estos delirios. Un filósofo que pregona una vuelta a lo natural, sea lo que sea eso, y de paso cree que los gobiernos fomentan la homosexualidad. No me lo invento, busquen. No sacaría aquí a uno de los peores escritores que he tenido la desgracia de leer si no fuera por la autora de “Feria”, que parece tener a este hombre en muy alta estima, algo. Busquen sus joyas en eso que llaman internet, arma de Satanás y de la poligamia, pero recuerden que hoy follamos más que antes y, ante todo, que ninguno de estos gurús vive como quieren que vivamos los demás. No hay nada más reaccionario.