Panteísmo canino

OPINIÓN

Perro de asistencia para personas con autismo
Perro de asistencia para personas con autismo

28 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Me mira, me acaricia, me ríe, qué encanto de animal, qué suerte tienes…»

Laconismos de este tipo y similares los encontramos en cada momento del día y en cada lugar  de «encuentro» en mi ciudad. Y, ¿de cualquier ciudad española o del mundo «civilizado» mundial?

Esta, precisamente, es mi pregunta que, además, no necesita respuesta, pues es tan obvia como evidente que no necesita de la tenue llama del candil a plena luz del sol.

Lo cierto es que este intercambio amoroso-sentimental-afectivo se cruza más entre las personas del débil sexo que entre los machos varones.

Esa es, hasta ahora, mi observación diaria y de calle. Pero. Pero, el panteísmo canino no tiene límites. Comprende todo el campo de acción desde el alba al ocaso del día. Desde la calle corriente y triste hasta el más lujoso salón del palacio «real». Tienen, los caninos, alimentos refinados en cualquier tienda o supermercado…

Ropas de punto, de lana, algodón o transparentes. Se hacen o les hacen la manicura  como a cualquier persona adulta. Disponen de médico, clínicas veterinarias. Masaje…Tal vez, haya una laguna «nauseabunda» en este panteísmo canino: la evasión de impuestos. Viven, sus dueños, en permanentes paraísos fiscales al no tributar por ellos a la Hacienda pública.

Y, además, aunque recojan sus «cacas», dejan que sus pis se peguen en árboles y esquinas y, no hay servicio municipal alguno ni diligencia oportuna de sus dueños para evitar dichos perfumes que se evaden de los inspectores de hacienda climatológicos: hielos, lluvias, nieves.

No todo, pues, es belleza y decoro en este mundo propiedad privada de este panteísmo canino.

Besos en labios, apretujones de senos, caricias que a los seres humanos niegan… esta es la ley del embudo del panteísmo canino que a mí no me ofende; pero que da «asco».