Penélopes paralelas

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

OPINIÓN

ETTORE FERRARI

13 sep 2021 . Actualizado a las 08:51 h.

Fade in. Se abre un plano totalmente simétrico. Un homenaje (quizá demasiado oscuro) al cine de Wes Anderson. Dos mujeres, la misma mujer, cada una en un extremo. La que lava en el río y la que posa para la portada de una de esas grandes revistas de cine del extranjero.

Interior. Día. Película de arte y ensayo en blanco y negro. Penélope teje durante el día y le roba horas al sueño. Levanta la vista hacia una vitrina llena de premios. Una repisa con forma de tupida que ha ido creciendo poco a poco, año a año, rodaje a rodaje, plano a plano, sin querer nunca acelerar el tiempo.

Exterior, noche. Brilla la tejedora con un vestido plateado y un talento que se le sale del pecho. Es noche de gala y hay dos Penélopes paralelas sin que medien espejos. La gran actriz alabada por crítica y público y la mujer que con tesón ha llegado a donde ahora se la está viendo.

Interior, noche. Colores estridentes porque esto es Almodóvar, pero aquí no hay mujeres al borde de un ataque de nervios. Deslumbra la Copa Volpi en manos de la primera actriz de habla hispana que recoge este premio. Mañana, otra vez, a tejer día y noche. Venecia es solo una estación -deslumbrante y lujosa- en este viaje en el que el dolor a veces hace falta para la gloria. Y el tapiz de Penélope, en el fondo, nunca acaba de estar hecho.