Florentino no es un emir

Fernando Hidalgo Urizar
Fernando Hidalgo EL DERBI

OPINIÓN

BENITO ORDOÑEZ

01 sep 2021 . Actualizado a las 09:07 h.

Pues resulta que no es un ser superior. Florentino Pérez se retira a sus cuarteles de invierno y fichará a Mbappé (o no) a partir de enero del 2022. Una nueva derrota que añadir al currículo de un dirigente que se ha preocupado mucho de fabricarse una imagen de triunfador. Obviamente, ha cosechado éxitos que con el tiempo que lleva en el cargo y siendo el presidente del Real Madrid, solo faltaría. Hasta el más torpe de los mortales correría el riesgo de triunfar siendo el máximo dirigente de una entidad como la blanca, que antes del ingeniero Pérez ya convertía en oro todo lo que tocaba. Pero la realidad es que el actual presidente del club acumula en su haber un buen número de fracasos. Y así es como hay que calificar lo que ha sucedido con el caso del futbolista francés.

Florentino ha puesto la firma personal a un estrepitoso fracaso y ha vuelto a demostrar una vez más que en esta vida siempre acabamos encontrando a alguien más listo, más fuerte o más poderoso. Y ahí está Tamim bin Hamad Al Thani, el emir de Catar, para quien Florentino Pérez es alguien pequeño con nula capacidad de influencia sobre su persona.

Pérez cometió un error de principiante, que fue ir a una guerra que no podía ganar. El emir tiene el dinero por castigo y año tras año ha gastado millonadas en la configuración de un equipo que falla en su objetivo fundamental, que es ganar la Champions. El dinero fluye sin límite y, a falta de conseguir el éxito deportivo, ya se ha hecho con el liderato en el ránking de clubes más poderosos del planeta. Para el PSG es más importante ganar la Liga de Campeones del 2022 y exhibir en sus filas al tridente Neymar, Mbappé, Messi que hacer un negocio de 200 millones de euros por un jugador al que solo le queda un año de contrato. Al Thani se lo puede permitir todo y no admite que nadie le marque el ritmo, y menos alguien inferior.

Por todo ello sorprende el empeño de Florentino Pérez en hacer ver a todo el madridismo que hizo todo lo que pudo por fichar a la estrella francesa, empeñándose en asumir todo el protagonismo en lo que finalmente ha sido una gran decepción para su parroquia, que llegó a ilusionarse con la posibilidad de tener de nuevo un gran galáctico en sus filas.

No. Definitivamente, no está nada claro que la palabra triunfador sea plenamente aplicable a Florentino, alguien que lleva años intentando cargarse de la presidencia de la Liga a Javier Tebas sin éxito; que hizo el mayor de los ridículos con la SuperLiga; que en su momento intentó tumbar el Real Decreto de Venta Centralizada de Derechos de Televisión y fracasó; alguien que tampoco se salió con la suya cuando el lamentable episodio de la alineación indebida de Cheryshev, con presiones de todo tipo para evitar una sanción que tuvo que asumir; y no hablemos del fax de De Gea, otro episodio de la historia de fiascos del dirigente blanco.

Mbappé jugará un año más, por lo menos, en el PSG. Y Florentino tendrá que rumiar la derrota en los despachos del Bernabéu y asumir, otra vez, que aunque en la vida le ha ido bien, no es un emir.