Otro verano en Gijón marcado por la insufrible contaminación

OPINIÓN

Manchas en la playa de San Lorenzo, en la desembocadura del río Piles. ARCHIVO
Manchas en la playa de San Lorenzo, en la desembocadura del río Piles. ARCHIVO

05 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado 18 de junio aparecía ya en el litoral gijonés la primera marea chocolate de la época estival producida por el río Piles, lo que nos hace presagiar otro verano como los anteriores. Y no es porque estas fechas sean distintas al resto del año en cuanto a la grave contaminación que sufrimos en esta ciudad desde hace muchos años, pero sí es cierto que es cuando se genera mayor preocupación ciudadana y más conciencia social, con un problema que lejos de solucionarse, empeora de forma muy rápida y creciente.

Nuestra ciudad se ha convertido en la mayor cloaca de Europa, algo que parece no preocuparles mucho a los responsables  políticos anteriores, ni a los actuales, señora  Alcaldesa y señor Aurelio Martín, concejal de Movilidad y Medio Ambiente.

Sería importante que no sigan por la vía del engaño en una huida permanente hacia adelante, contándonos historias, con informes y estudios nada creíbles, porque cuando algo empeora en vez de mejorar, choca frontalmente con la realidad que vemos con nuestros propios ojos y sufrimos en nuestras vidas y nuestra salud.

Lo que están haciendo el Gobierno de Asturias y el Gobierno municipal, es poner parche sobre parche, y lo que necesita esta ciudad es una rueda sin parches, para evitar los continuos reventones en algo tan serio como es la contaminación medioambiental, que afecta de forma muy severa, a la calidad de vida y también el futuro de la ciudad y de la gente, no solo  en verano, sino todos los días del año.

Ahora pretenden hacernos creer también que parte de la solución a estos  problemas van a ser los pozos de tormentas recién construidos, y eso puede serlo, pero para los bolsillos de alguna gente que sigue enriqueciéndose con obras inmensas, de las cuales algunas no sirven para nada y otras no resuelven el problema  que más nos  preocupa a la ciudadanía, que solo contamos para pagarlas con nuestros impuestos.

Este verano, como los anteriores y como en cualquier otra época del año, porque no hay intención política de que nada cambie, seguiremos viendo mareas chocolate, mareas negras de carbón, mareas blancas de espuma asquerosa por  vertidos altamente contaminantes al río Piles y a la ría de Aboño y no por descomposición de algas como pretendió hacernos ver la Alcaldesa en agosto del pasado año, el colector de Peñarrubia soltando basura sin parar, unas redes de saneamiento integral obsoletas, además de otros emitidos a la atmósfera por Arcelor, la Fábrica de Cementos,  Armón, Parque de Carbones del Musel  y Aboño, Centro de Desguace de Buques también en el puerto, tránsito de camiones en plena zona urbana, etc, que afectan enormemente a toda la ciudad, pero especialmente a los barrios de la zona oeste. Y para resolverlo, sería necesario un ambicioso plan de inversiones en los lugares  mencionados, algo que saben perfectamente las administraciones, local y autonómica.

Actualmente, se está pensando más en el desarrollo especulativo que en resolver los graves problemas de contaminación en una ciudad que no puede seguir creciendo con el actual modelo de saneamiento y la falta de inversiones para poder solventarlo, porque ello supondría seguir incrementando aún más la situación que ahora padecemos y a la cual parece que nos quieren condenar de por vida, a la generación actual y a las futuras.

Cada vez que aparece algún foco de contaminación nos cuentan una cosa diferente, de ahí que la incredulidad ciudadana sea cada vez mayor.

La ciudadanía tiene derecho a  conocer la verdad, porque estamos hartos de informes y contra informes que dicen una cosa y la contraria, de analíticas de las aguas tratando de demostrar falsamente que son óptimas para el baño, cuando vemos que el río Piles el mayor causante de contaminación litoral, desemboca ya a la altura de la escalera 12, por la pérdida de arena en la playa, que se la lleva el mar para rellenar el enorme agujero, del tamaño equivalente a cuatro campos de fútbol extraída del fondo marino para hacer la gran obra del mayor basurero de Europa (El Muselón), algo que nunca se ha contado a la ciudadanía, porque ello supone reconocer que no tienen solución para resolver los problemas que los propios responsables de esta nefasta gestión generaron, con este  desastroso modelo de ciudad .

Tras distintos informes realizados, continúa aun el debate sobre la  procedencia del carbón que cada poco tiempo nos visita en la playa. Uno nos dice que procede de El Musel, y otro que es del Castillo de Salas, ¿cuál de los dos es el válido? En el Musel, toda la vida se exportó carbón de nuestras minas a otros puertos del Estado español y del mundo, pero  también se importaba de otros países, con lo cual se cargaban y descargaban diariamente miles de toneladas de carbón, cayendo a la dársena del puerto en las maniobras de carga y descarga grandes cantidades de  mineral, sin que  nunca se tomaran medidas para evitarlo.

Resulta muy difícil de entender la posición de los responsables políticos del Gobierno de Asturias y del Ayuntamiento de Gijón, con representación al máximo nivel en el consejo de administración del puerto, que en tantos años de vertidos a la dársena no hayan tenido tiempo para abordar y resolver este asunto.

Recuerdo perfectamente que estos vertidos en las maniobras de carga y descarga ,ocurrían ya a mediados de los años 60, cuando mi padre era marino en la mercante y entre los marineros del buque se comentaba que caía tanto mineral al agua como el que llevaban en las bodegas de carga.

Por si alguien quiere refrescar la memoria o consultar la maldita hemeroteca, debo decir que en tantos años y pese a la negligencia  y desidia de los organismos y entidades competentes, que han sido incapaces de poner remedio a este asunto de los vertidos en la dársena portuaria, jamás antes había aparecido una mancha de carbón en la playa, curiosamente la primera vez en la historia, fue el 12-3-1986, justo un mes después del encallamiento del Castillo de Salas, frente al Cerro de Santa Catalina. Es a partir de entonces cuando ya no dejaron de aparecer cada poco tiempo las mareas negras.

No hay que olvidar el desastre ecológico que esto supuso para nuestra ciudad, 80.000 toneladas de carbón vertidas al mar por el buque siniestrado que siguen pululando por la bahía gijonesa. (Lo dejo ahí como elemento de reflexión, sobre todo para aquellas personas que, y me consta que de buena fe, creen firmemente que el carbón viaja desde El Musel a San Lorenzo, sin hacer escala en Arbeyal y Poniente).

Sería muy conveniente conocer  la verdad tras 35 años de una catástrofe ecológica, que nos marcó para siempre, sin que nadie intentara aportar ninguna solución en todos estos años

Soluciones y no actos de fe.

La ciudadanía no merecemos ser tratada con desprecio e indiferencia y ello implica que la gestión de lo público sea conocida y trasparente. Explíquese con detalle las características técnicas de los proyectos en marcha, si es que los hay.

Desistan de recurrir a estrategias truculentas. Afronten el problema financiero de forma viable y eficaz, acorde con las exigencias normativas, y afronten los retos medioambientales  de Gijón con solvencia. Exíjanse inversiones a los organismos responsables. Todo lo demás será  retornar a  las sendas que han hecho  que la playa de Gijón y todo el entorno litoral más próximo sean una cloaca indecente.

Cuando el Sr Aurelio Martín fue nombrado Concejal de Movilidad y Medio Ambiente, a preguntas de los medios de comunicación, contestó que su prioridad era sacar una normativa para el uso del monopatín eléctrico,  me sorprendió,  y mucho, que su primera prioridad no fuera la misma que la de la mayoría ciudadana, que es la contaminación.

Está bien que el Sr Martin haya resuelto ya el problema  que más le preocupaba, pero tanto él  como la alcaldesa deben saber que lo más importante, prioritario y urgente para esta ciudad, es la solución de la contaminación que estamos padeciendo desde hace muchos años, porque afecta de forma muy grave a la salud y calidad de vida de las personas, que además, no es solo la contaminación de la playa, pues hay otros lugares de contaminación importantísimos en la ciudad de los cuales seguiremos hablando ,y exigiendo y apuntando soluciones, que igual resultan menos costosas que lo que se gastan en informes técnicos y otros menesteres que hasta la fecha no sirvieron para ninguna solución.

Cándido González Carnero es exsindicalista del sector naval