Sin duda dos expresiones muy usadas este año y supongo que será por bastante tiempo. Pero en realidad en sí mismas son dos expresiones que no significan demasiado porque permiten muchas posibles interpretaciones. Para la mayoría de la gente el cambio de modelo energético se refiere simplemente a usar como fuente de origen el sol y el viento en vez del petróleo, el gas y el carbón. Con eso se conseguiría avances muy importantes en la descarbonización y en la lucha contra el calentamiento global y el cambio climático.
Pero ese cambio de modelo tiene otro componente muy importante a considerar. Una presa o una central térmica o de ciclos combinados, son instalaciones muy grandes y costosas, que bien pueden ser de titularidad pública o, de forma mucho más frecuente, de titularidad privada. Grandes emporios internacionales eran/son propietarios de estas instalaciones y, además de prestar el servicio de generación de energía eléctrica, se reparten enormes beneficios económicos entre un grupo muy reducido de grandes accionistas. Entre Iberdrola, Endesa y Naturgy declararon más de 6.000 millones de beneficios en 2020. Estos negocios suponen un enorme trasiego de carbón y gas desde los lugares de extracción hasta las plantas donde se utilizan para generar electricidad. No hay mucho margen para el cambio de modelo, salvo la nacionalización.
Sin embargo, la energía solar y, en menor medida, la eólica, ofrecen la oportunidad de democratizar el acceso a la energía. Viviendas, edificios públicos, naves y PYMES pueden disponer de sus propias instalaciones para autoabastecerse de energía de forma muy barata. El negocio podría estar en la fabricación de placas solares o pequeños ingenios eólicos, o en la investigación y patente de novedades tecnológicas, pero que deberían ser promovidas por los estados. Comunidades de vecinos, pueblos y pequeñas empresas pueden funcionar como una cooperativa para autoabastecerse, sin necesidad de grandes líneas de alta tensión para el transporte de la electricidad.
Es evidente que, con la llegada de cantidades ingentes de dinero en forma de ayudas y subvenciones para abordar la transición energética, habrá quien vea la oportunidad de hacer negocio, con grandes proyectos para generar enormes cantidades de electricidad y con ello también pingües beneficios económicos.
Para Verdes Equo, tan importante como cambiar la fuente de origen de la energía es cambiar el modelo de producción, comercialización y consumo. Los nichos de empleo que se generan con ese cambio de modelo, que no es simplemente de fuente de energía, son muchísimo más importantes y además facilitan el reparto de la riqueza. A la par, tiene que haber un cambio drástico para favorecer la disminución de las necesidades de energía, mejorar la eficiencia y cambiar los hábitos hacia otros más saludables.
Se trata de funcionar en base al servicio y a cubrir las necesidades en vez de funcionar en base a un interés meramente dinerario y especulador. La ciudadanía tiene la posibilidad de ser más libre y de no depender de quienes solo quieren hacer negocio con las necesidades más básicas de la gente.
¿Y qué se entiende por Transición Justa? Con lo ya expuesto seguramente quién esté leyendo esto ya se imagina por donde va la cosa. Para los partidos tradicionales de izquierda lo fundamental es la producción y el empleo, para la socialdemocracia y los partidos de derecha lo fundamental es la oportunidad de negocio basándose en el capitalismo. Así que todo podría quedar solucionado con cambiar unas empresas por otras, cambiar el objeto de negocio, dar empleo y pagar bien a las plantillas para que puedan vivir cómodamente y consumiendo mucho.
Desde nuestro punto de vista, nos enfrentamos a una oportunidad de oro para cambiar el sistema de verdad. Nuestras propuestas van en la dirección de facilitar la vida a la gente. Las líneas de inversión deberían ir directamente a usuarios, cooperativas, comunidades y pequeñas empresas, para diseminar los puntos de acceso a la energía y para abordar los cambios necesarios para fomentar el autoconsumo, mejorar la eficiencia y reducir el consumo total. Esto además daría una oportunidad para ayudar a revertir el declive poblacional de vastas áreas del estado. Lo anterior no quiere decir que no pueda haber algunos grandes proyectos de parques eólicos o solares, que seguro que son necesarios para abastecer las necesidades de transporte y de ciertos tipos de actividad industrial.
Pero lo que de ninguna manera debería ser es que los problemas de abastecimiento energético se solucionen incrementando las diferencias entre las personas y acrecentando la pérdida de biodiversidad, que son tan graves como el calentamiento global y también consecuencia del mismo modelo económico perverso. Por eso, es necesario promover un cambio de modelo energético basado en lo micro, no en lo macro, diversificando y democratizando el acceso a la energía.
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