Sin apenas darnos cuenta nos hemos visto metidos en un bucle de días históricos en los que los asuntos cruciales se suceden. La más inspiradora oferta de prime time de esta semana estuvo dedicada a uno de esos momentos trascendentales que se quedan al margen de la rueda de la programación. Hubo que acudir a YouTube para seguir la emotiva retransmisión de la llegada a Marte del robot Perseverance, una misión que confirma que los problemas que se amontonan aquí abajo no anulan el empeño del ser humano por responder a las grandes preguntas.
En España, la llegada del hombre a la Luna en 1969 quedó marcada por una retransmisión con la huella personal de Jesús Hermida. Este desembarco en Marte fue narrado en el canal de la NASA en español por la ingeniera aeroespacial colombiana Diana Trujillo. Su relato del amartizaje no tuvo la solvente oratoria de Hermida, pero sí la emoción del esfuerzo y la implicación personal. Porque cuando Trujillo exclamó «¡hemos llegado!», no era una alegoría. Una parte de ella misma había tocado Marte también, como responsable de la misión y del brazo robótico que ahora hurga en las rocas rojas. Ella, que llegó a EE.UU. sin saber inglés y con 300 dólares en el bolsillo, dedicó su gran momento a animar a las niñas a estudiar la carrera aeroespacial y cumplir sus sueños. El suyo es que cuando la primera señal de vida extraterrestre cruce la atmósfera la noticia la pille trabajando.
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