A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a diferentes circunstancias y situaciones. En algunas ocasiones tomamos una mala decisión, a veces inconscientemente, que nos puede acompañar a lo largo del tiempo, pero lo importante a mi juicio está en demostrar a tiempo el arrepentimiento y no dar vueltas ni justificaciones peregrinas a una condenable actuación. En el caso de un partido político, la manera que se tiene para reconocer las cosas pasa por desprenderse de las personas que le perjudicaron.
En este contexto, considero que Pablo Casado no ha roto con el pasado negro del PP. Sus palabras en el contexto de la campaña electoral catalana sobre que el equipo de personas que dirige no tienen nada que ver con sus antecesores es muy flojo. La única manera de demostrar que estamos ante un nuevo tiempo es desvincularse de Rajoy, Aznar y compañía. Mientras sigan dentro de sus filas, el pasado es presente. Ante un juicio como el que se enfrenta Bárcenas, donde una de sus confesiones a la Fiscalía Anticorrupción es que el PP se financió irregularmente durante 27 años y que altos cargos del partido recibieron retribuciones con dinero negro, me parece que no caben medias tintas.
Por supuesto que tendrá que ser la justicia la que dicte sentencia y dar validez a las pruebas que presente el ex tesorero de la formación, pero la imagen de un partido de gobierno como el PP no debería de quedar manchada por falta de valor de su Presidente en tomar las medidas disciplinarias necesarias. Si quienes ahora tienen responsabilidades no son capaces de dar un puñetazo encima de la mesa, luego no serán creíbles a la hora de hablar de lucha contra la corrupción.
Quien espero que rompa con su pasado más reciente es Catalunya, porque estos diez años largos de deriva sin rumbo no tiene sentido alguno mantenerlos. Salvador Illa ha sido sin duda el candidato a batir por todos sus rivales, y veremos qué pasa el domingo pero parece que el PSC recuperará el protagonismo que perdió en estos últimos años. Poco claro queda qué alianzas habrá tras el domingo, que coincide con San Valentín y ya veremos si tras el resultado de las urnas (se ha garantizado que conoceremos el escrutinio esa misma noche) hay más amor entre los partidos de cara a que no se esté más tiempo con un gobierno en funciones. Los analistas hablan de dos escenarios: uno, en el que los partidos nacionalistas sumen mayoría absoluta, y otro en el que las formaciones de izquierdas se pongan de acuerdo para gobernar. En este último caso, desde Esquerra han asegurado que no habrá ningún acuerdo con Salvador Illa, cuya contestación me ha parecido muy acertada al llamarla «la foto de Colón del independentismo».
En estos días del Antroxu, condicionado por la pandemia y en los que lamentablemente hay poco que celebrar, la capital de todas y todos los asturianos ha vuelto a usar en su cartelería municipal «Carnaval» por pura cuestión ideológica. Ojalá el PP y Ciudadanos se den cuenta de que cometen un error, porque hay que romper con el pasado que no quiso cuidar y proteger al idioma propio de Asturias/Asturies.