Nos las veíamos muy felices con el nuevo año y la ilusión nos ha durado bien poco. Ayer en Twitter circulaba un meme en el que pedía que este 2021 vaya rápido para dejar paso al siguiente año. Y otro, con mucha guasa, decía que nadie se había atrevido estas navidades a asegurar que este 2021 será su año. Por primera vez no oigo a mi entorno cercano hablar de nuevos planes que, aunque hubiera mucha voluntad al principio, casi siempre se quedaban olvidados a los tres meses. No nos han ayudado mucho las primeras noticias de este año, puesto que las restricciones empiezan otra vez a aplicarse en toda España y la administración de las vacunas no van al ritmo deseado, con la excepción de Asturias/Asturies que nuevamente está dando un gran ejemplo de la alta calidad que ostenta nuestra sanidad pública. ¡Ni un paso atrás en vencer al virus!
No sé si el final del periodo navideño ha podido influir, pero es inevitable pensar que lo ocurrido en el Capitolio es un mal síntoma para el planeta entero. La democracia tiene que hacer frente al populismo si no quiere verse derrotada, y concretamente Estados Unidos tiene que hacer una severa autocrítica porque si algo se ha demostrado es que el sueño americano es una mentira tan grande como las que propaga Trump en sus redes sociales (Facebook ha eliminado su página y Twitter continúa bloqueándole comentarios). Desde hace cuatro años quien ha ocupado la Casa Blanca ha puesto patas arriba todo, y lejos de dejar a su sucesor un país mejor, Biden tendrá que esforzarse mucho tanto a nivel interno (con tantas desigualdades que hay por razones socioeconómicas y por el racismo) como en política exterior. ¡Ni un paso atrás contra el fascismo!
Hay otros temas que han pasado de puntillas y eso que en su día dieron mucho que hablar. Por ejemplo, Julian Assange no será extraditado a los Estados Unidos, pero tampoco ha sido puesto en libertad. El fundador de WikiLeaks seguirá en la prisión londinense de Belmarsh, donde lleva 18 meses encarcelado tras su estancia obligada durante siete años en la Embajada de Ecuador en Londres. Me resulta curioso que en su día suscitó muchos apoyos, y hoy en cambio es un hombre que no suscita ningún interés. Es innegable que muchísimas informaciones que conocimos en todo el mundo fueron obra de sus investigaciones, pero ni siquiera muchos medios de comunicación que se nutrieron de sus filtraciones le defienden a día de hoy. ¡Ni un paso atrás contra la libertad de información!
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