Ojalá esta crisis económica derivada de una crisis sanitaria ayude a poner en valor lo que significa ser empresario en este país, muchas veces demonizado con adjetivos que prefiero no reproducir. Pero lo tengo que dudar, como también dudo de esa frase tan escuchada en los últimos meses de la pandemia sacará lo mejor de cada uno.
Desde hace tiempo vengo observando que cada vez hay menos emprendedores. Una gran cantidad de empresarios lo son porque continúan con la empresa familiar y tienen valores inculcados desde la infancia (se puede decir que es mi caso) y otros muchos emprenden negocios que son franquicias, delegaciones, cadenas… debido a lo poco atractivo que es poner un negocio hoy en día (burocracia, altas cargas sociales, indemnizaciones, cumplimiento de normativas...) y sobre todo lo difícil que es competir en un mercado cada vez más globalizado, donde prima más el precio a la calidad y el cortoplacismo sin ninguna visión de futuro.
Ya lo dijo Machado, y nunca mejor dicho: Solo un necio confunde valor y precio. A las empresas hay que ponerlas en valor y, por tanto, apreciarlas por otras características más allá del precio: atención, plazos, disponibilidad, conocimiento, experiencia, referencias… y hoy en día añadiría: ¿Dónde paga los impuestos la empresa que me presta el servicio? ¿Dónde invierte? ¿Qué devuelve a la comunidad?
Pero, sobre todo, y cuando hablamos de empresas de servicios hay que valorar qué pago y qué recibo. Estamos en una sociedad donde el servilismo está a la orden del día y se exige muy por encima de los servicios contratados con la amenaza del siempre hay otros que me lo hacen más barato y eso a largo plazo quema. Cuiden a las empresas, cuiden a los empresarios. Sobre todo, si son de aquí. No hay ni tantas ni tantos. En Asturias, concretamente, de las 68.661 empresas existentes en el año 2018 el 55,60% son unidades productivas sin asalariados, el 41% ocupa entre 1 y 9 trabajadores, el 3,60% emplea entre 10 y 199 trabajadores y apenas el 0,11%, 81 empresas, tienen una plantilla superior a los 200 trabajadores.
Respecto al número de funcionarios, éste ronda los 58.000. ¿Se dan cuenta del desequilibrio? ¿Se dan cuenta de que el foco hay que ponerlo en cuidar a las pequeñas empresas? Aunque no sea 100% así ¿No se dan cuenta que en cierta medida lo privado paga lo público? Pongamos el foco en incentivar la creación de empresas pero también en preservar las existentes, que se lo merecen. Cuiden a las empresas, cuiden a los empresarios.
Trabajar hoy en día no tiene nada que ver con hace 25 años; la competencia es feroz, las nuevas empresas no suelen durar más de cinco años en el mercado, y el empresario tipo (sin asalariados o menos de 10 trabajadores) hace auténticos malabarismos para salir adelante teniendo muchas obligaciones y pocos derechos. Estamos viviendo una desmoralización creciente de la figura del empresario y esto me preocupa especialmente. Hablando con muchos empresarios todos vemos los mismos problemas. Nos sentimos solos y abandonados. La única salida suele ser pagar por todo y a callar y, cuando ya no tengas fuerzas, pues bajas la persiana y que te vaya bien. Cuiden a las empresas, cuiden a los empresarios. La tan manida globalización está acelerando todo el proceso y puede no haber vuelta atrás. Como comprenderán, la pandemia de la COVID 19 es un superobstáculo más en la carrera del empresario por mantener su empresa. Tendría que verse como un drama social el cierre de una empresa asturiana con más de 20 años en el mercado y con cinco trabajadores, en ese momento habremos avanzado como región. El empresario está en peligro de extinción. El que no lo vea está ciego.
¿Qué incentivo puede encontrar alguien para montar una empresa hoy en día? ¿Cómo puede ser que no haya en edad escolar asignaturas que incentiven esa inquietud por montar una empresa? Se dice en ocasiones que uno monta una empresa por ilusión o por amor a una idea. Miren eso dura, como mucho, un año. Lo que tardan en bajarte los humos los impuestos, obligaciones, competencia desleal y economía sumergida.
Ser empresario hoy para mí es ser un héroe. Es buscar la motivación de donde no la hay, tirar para adelante a base, sobre todo, de constancia y sacrificios personales para preservar la empresa y… el empleo ¡por supuesto! Pero no todos lo perciben así y eso no es bueno. Por eso veo necesario en estos momentos reconocer la figura del EMPRESARIO, con mayúsculas; y darle el reconocimiento que se merece y las gracias por luchar día a día por preservar el tejido empresarial asturiano. Buen eslogan el que escogía FADE en la campaña Sin empresas no hay paraíso y añado Cuiden a las empresas, cuiden a los empresarios.
Ángel Martínez Muñiz, gerente de INERSA. Empresa asturiana de mantenimiento de calefacción creada en 1986
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