Es el responsable de la propagación del virus por toda España desde Madrid. Es el que, mientras Pedro Sánchez mira para otro lado, ha traído agentes chinos del 5G para difundir el coronavirus por Europa con el fin de tener un pretexto para inocularnos una vacuna que contiene microchips con los que controlarán no ya nuestras vidas —eso ya lo hacen a través de TikTok— sino nuestros cuerpos: podrán provocarnos un infarto con solo apretar un botón en Pekín, por ejemplo.
Menos mal que el líder del mundo libre impulsa una nueva cruzada contra el infiel al desbocado capitalismo terminal y va a vender a sus «socios» una vacuna que neutralice el 5G y deje abierta una puerta trasera a la tecnología norteamericana de control neural. Eso sí, después de haber acaparado suficientes dosis para «America First» —aunque la enfermedad no sea para tanto, si es que no es falsa— y disparar en Bolsa los valores de las farmacéuticas amigas. Luego ya, si sobran, para los demás por orden de sumisión a sus intereses.
De verdad que no nos hacemos idea de las operaciones encubiertas que se libran en el tablero geopolítico para hacerse con la hegemonía mundial; como tampoco sabíamos que tuviéramos alrededor tanto vecino experto en bioquímica, nanobots y control social. Un colectivo creciente que nos descubrió que el SIDA fue creado en laboratorios militares estadounidenses para exterminar a los homosexuales, o que las estelas celestiales de los aviones contienen sustancias con las que se puede controlar el clima a voluntad.
Es increíble que tanta gente crea y difunda estas teorías amenazadoras, pero aún más sorprendente es que buena parte de esta gente, y otra mucha, no vea, por ejemplo, amenazas a su salud en la labor de zapa que una organización criminal vinculada al poder económico está haciendo con los servicios públicos para el mayor enriquecimiento de este —no hay más que ver el estado de la atención primaria en Madrid y los réditos que produce en la sanidad privada—. Una organización que saquea lo público, lo de todos, controla ilegalmente el poder judicial y utiliza, además, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, también de todos, para ocultar las pruebas de sus tropelías. No sé qué mas tiene que hacer para ser ilegalizada. Pero vamos, que hay mucha gente que entiende de nanotecnología, pero no quiere entender por qué sus citas con el/la médico de familia, o una intervención quirúrgica necesaria, se aplazan cada vez por más tiempo.
Investigaciones recientes en psicología sugieren que esta tendencia a la fabulación tiene relación con un rasgo estable de la personalidad, definido por un perfil cognitivo que, en muchos casos, tiende más a los heurísticos («atajos cognitivos» que nos permiten generar conclusiones de forma sencilla y rápida) que a un procesamiento analítico. Un perfil que tiende, por ejemplo, a ver patrones o relaciones causa-efecto en distribuciones aleatorias, es decir, donde no los hay. Aunque también, y no de forma mutuamente excluyente, puede haber motivaciones relacionadas con el afán de singularidad/notoriedad. Hay, además, correlación con una actitud recelosa hacia las terapias médicas convencionales.
En cualquier caso, las teorías conspirativas tendrían la función de proporcionar explicaciones alternativas que, por más inverosímiles que parezcan, den cierta coherencia a una visión del mundo no carente de graves prejuicios e incluso de misantropía. Una visión del mundo como la que caracteriza a los grupos religiosos fundamentalistas o a los colectivos de extrema derecha, que se invisten de redentores de la gente de bien, de los patriotas, para librarlos de las conspiraciones judía, masónica, bolchevique y del lobby gay; a las que se suma ahora la china.
Pero a lo que iba; que Adolfo Suárez, el aeropuerto de Madrid, es la zona cero de la conspiración gubernamental divulgada por quienes apelan con sospechosa vehemencia a la libertad individual para eludir su responsabilidad en la gestión de la crisis mientras llevan a cabo su poco disimulado plan de transferir recursos públicos a sus socios privados. Es decir, su libertad es la zanahoria con la que pretenden guiarnos a una jaula de la que solo se puede salir pagando si se ahorra lo suficiente, después de cobrar cada vez menos, si consigues un sub-empleo, y pagar cada vez más por todo. Salvo que esta denuncia sea otra teoría conspirativa. Tengamos en cuenta que todo apunta a que los salarios irán convergiendo con la media europea, tendremos acceso asequible a una vivienda digna y no habrá razones para preocuparnos más por la sanidad, la educación, la justicia, el clima y todo eso, ¿verdad que sí?
¿Y la próxima semana? La próxima semana hablaremos del gobierno.
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