Repaso una y otra vez con asombro la carta de los socios del Real Club Náutico de Sanxenxo al rey emérito y no encuentro explicación. Enumeran en ella los grandes logros de don Juan Carlos en el mundo de la vela y la ayuda prestada al sector en distintos campos, la competición, la vela adaptada... y terminan deseando verle pronto navegando por sus aguas, las de la ría de Pontevedra.
No le desean que disfrute navegando por las aguas del Abu Dabi. De sus grandes problemas con Hacienda, de las grabaciones de la moderna cortesana con Villarejo, de recibir dinero de sus hermanos árabes, los socios del Náutico no dicen nada, como si vivieran en una burbuja y no leyeran los periódicos. La carta aprobada por unanimidad en asamblea de socios de Club Náutico de Sanxenxo le desea que se recupere pronto de esa especie de catarro que está pasando estos días y le obliga a guardar cama, Ferrari, hotel de lujo, etcétera.
Está bien apoyar a los amigos en los momentos difíciles, pero eso se hace personalmente y en privado, porque, si no, los demás ciudadanos podemos creer que en el RCNS se quita importancia a las actividades de corrupción presuntamente llevadas a cabo por el rey emérito.
Recuerdo que cuando en los años ochenta algunos criticábamos a Fidel Castro, que gozaba de gran simpatía entre los de mi generación, se nos esgrimía en su defensa la calidad de la sanidad pública de Cuba, obviando que a Fidel no lo criticábamos por sus cosas buenas, sino por las malas, especialmente la falta de libertad.
Pues eso.
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