Una política fiscal para la recuperación

Carlos Victoria FIRMA INVITADA

OPINIÓN

Altea Tejido | Efe

15 jul 2020 . Actualizado a las 20:15 h.

La crisis sanitaria consecuencia del covid-19 ha supuesto un reto sin precedentes para nuestra economía. Con el fin de sostener las rentas de hogares y empresas, y de proteger a los trabajadores y a las familias durante la pandemia, se han implementado numerosas medidas de apoyo, que han incrementado fuertemente el gasto al tiempo que se reducían los ingresos, aumentando nuestro ya elevado déficit público.

Ahora, una vez superada la fase de confinamiento, el objetivo de la política económica debe ser contribuir al crecimiento económico y a recuperar los niveles de empleo perdidos. En ello juega un papel destacado una política fiscal expansiva, a través de bajadas de impuestos, aumentos del gasto o una combinación de ambos. Considerando la delicada posición fiscal de nuestro país, que la teoría sugiere que una rebaja fiscal sería menos efectiva para impulsar la demanda agregada que una política expansiva de gasto y que la evidencia empírica dista de ser concluyente (si bien parecen existir indicios de que una reducción de la imposición a las rentas del trabajo podría contribuir a la recuperación del empleo), no parece el momento de optar por una estrategia de bajada de impuestos, especialmente si esta es generalizada.

Por otra parte, tampoco es el momento de subirlos: se han articulado mecanismos para que los desequilibrios fiscales no supongan una restricción a corto plazo y los estados puedan centrarse en gastar ahora de manera decidida. Sin embargo, a medio plazo, nuestro país debe recuperar la senda de la consolidación fiscal. España ha sido incapaz de reducir su déficit público estructural pese a haber crecido con vigor durante varios años y es evidente que saldremos de esta crisis con unos niveles de deuda pública muy elevados.

Además, se ha puesto de manifiesto la demanda de la ciudadanía de mayores y mejores políticas sanitarias, educativas y de protección social, en las que gastamos menos que nuestros vecinos. Mantener el estado del bienestar que declaramos querer requiere poder financiarlo de manera acorde, algo que no se conseguirá únicamente revisando el gasto público o eliminando duplicidades: para ello será necesario reducir la brecha de recaudación que nos separa de Europa, algo que no se conseguirá solamente subiendo los impuestos a unos pocos. Es por ello por lo que, tal y como han recomendado diversos organismos, será necesaria, a medio plazo, una verdadera reforma fiscal que permita garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas.