«El que no socorriere a una persona que se halle desamparada y en peligro manifiesto y grave, cuando pudiere hacerlo sin riesgo propio ni de terceros, será castigado con la pena de multa de tres a doce meses». - Artículo 195 del Código Penal
¿Por qué nació Podemos? Por una omisión de socorro. Una omisión de socorro del PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba que votó con el PP de Rajoy aprobar el techo de déficit y aplicar una serie de recortes en educación pública (recuerden la privatización de facto que ha supuesto el proceso Bolonia en este país, cosa que no ha sucedido en otros como Francia o Bélgica) o, la mucho más clamorosa aplicación de recortes a la sanidad pública, o el conocido rescate a la banca. Este PSOE de Rubalcaba frente al que nació Podemos, era el PSOE de la omisión de socorro a los ciudadanos que sufrían: a los que tenían que pagar una hipoteca, a los jóvenes que nos tuvimos que ir a buscar un trabajo fuera del país, a los parados, a los mileuristas y a los «nisiquieramileuristas».
Frente a ese PSOE que aplicó recortes, que ejerció de facto como un partido de derechas (muy en la línea del ex-presidente González), fueron muchas las voces que se alzaron. Y alguna, mucho antes de que surgiese Podemos. En enero de 2010, cuando Podemos aún no era ni tan siquiera una idea, Rafa Palacios era secretario general de un pequeño partido de izquierda asturiana, el Bloque por Asturies, que tenía un diputado en la Xunta Xeneral en coalición con IU y que rompió un acuerdo de gobierno al ver los salvajes recortes que estaba aprobando el gobierno de Álvarez Areces (Sí, Areces, el del Muselón, el que nombró consejero a Riopedre). No serían aquéllas las únicas políticas de derechas que se harían. Ni sería Rafa Palacios la única persona de izquierdas que se indignaría. Todos recordamos a Javier Fernández, su golpe de mano contra Pedro Sánchez y su abstención a Mariano Rajoy. Que el causante de los tres últimos años de Rajoy ? no hay que olvidarlo ? tiene nombre y apellidos: Javier Fernández.
Muchas personas, como digo, se indignaron frente a esto y lucharon porque en España y en Asturies no se volviese a producir una «omisión de socorro». Pablo Iglesias fundó Podemos en 2014 y Adrián Barbón plantó cara a Javier Fernández apoyando a Pedro Sánchez cuando «el aparato» lo tumbó y nadie daba un duro por él. Una segunda vez lo volvió a hacer, y ganó la secretaría general de la FSA con el 60% de los votos al javierista José María Pérez. Los asturianos se han dado cuenta del giro a la izquierda, del fin de la omisión de socorro y han hecho que la FSA obtenga su mejor resultado en más de una década a costa de Podemos.
La izquierda ha aprendido, desgraciadamente a base de mucho dolor y tiempo, que las políticas de derechas se pueden hacer de muchas formas. Por acción (como hace el PP, aplicándolas), o por omisión (permitiendo que las apliquen y no protestando, como hizo el dócil Javier Fernández). La izquierda sabe que no puede haber más «omisión de socorro», por eso tanto Pedro Sánchez como Pablo Iglesias han repetido varias veces que «no van a dejar a nadie atrás». Por eso, el Presidente Barbón ha insistido tantas veces en la necesidad de hacer un pacto de izquierdas, una coalición amplia que permita pactar presupuestos, ejecutarlos hasta el último euro, modernizar la cultura, la economía, la TPA, el estatuto de autonomía y los derechos sociales de todos los asturianos. Permitir que el presupuesto deba ser aprobado con tránsfugas de Ciudadanos, no asumir las responsabilidades, no obedecer el mandato de que Podemos «nació para gobernar» y «para mejorar la vida de las personas» es, sencillamente, caer en una omisión de socorro que Asturies no se puede permitir. No se puede vivir instalado en la crítica constante y no constructiva, no se puede tratar igual al gobierno de alguien como Barbón que al de alguien como Javier Fernández. Aunque mentiría si dijese que se tratan igual. Con Javier Fernández ya pactaron un presupuesto, el último de su legislatura, con Barbón aún ni uno.
Por eso, después de más de 5 años perdidos de Podemos Asturies en las instituciones asturianas; y sobre todo cuando ya hemos visto que se puede hacer mucho con poco tanto en lo local como en lo estatal, no se puede más que saludar con esperanza que alguien como Rafa Palacios, íntegro entre los íntegros, venga a poner fin a este sinsentido y a esta omisión de socorro. ¡Ya era hora!