El decreto de estado de alarma promulgado por el Gobierno ha tenido repercusiones irreparables en diferentes sectores de la sociedad, siendo el sanitario uno de los más castigados, debido a la movilización extraordinaria de los recursos para el bien superior de salvar las vidas de nuestros enfermos.
La posibilidad de crear nuevas vidas ha sido completamente cancelada por el momento, y miles de parejas o mujeres pueden haber perdido su última posibilidad de ser padres debido al covid-19. El paso inexorable de los meses hace que mujeres con criterios para realizar tratamientos de reproducción asistida dejen de tener la posibilidad de realizarlos. La recomendación de no realizar estos tratamientos tendrá serias repercusiones en nuestra demografía, una vez que entre el 8 y 10 % anual de los recién nacidos en España son fruto de dichas técnicas.
El último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2019, informa de que el número de nacimientos registrados fue de 393.181, lo que significa que cerca de 30.000 de esos recién nacidos habrían sido fruto de las técnicas de reproducción asistida como la fecundación in vitro, inseminación artificial, transferencia de embriones congelados o ciclos de óvulos de donante. Estamos, por tanto, ante un grave problema demográfico asociado a otros previos como el atraso de la edad del primer embarazo y la disminución del número de hijos por mujer. En una sola década, los nacimientos han caído casi un 30 % en España. Ha disminuido el número de hijos por mujer y se ha retrasado la edad de la maternidad hasta el punto de que ha aumentado un 63 % el número de madres con 40 años o más. El panorama de la fecundidad es desolador. El año pasado hubo un saldo negativo entre nacimientos y muertes. Tenemos un país envejecido que tiene cada vez más ancianos y menos niños.
España es un referente mundial en reproducción asistida, lo refrendan las cifras de los tratamientos realizados, así como el nivel de éxito (medido en la consecución de un recién nacido sano) y el elevadísimo nivel científico en investigación que tenemos en nuestros centros. Tenemos la capacidad de seguir siéndolo y mantener nuestro nivel de calidad reconocido internacionalmente.
Hay varios grupos de mujeres que no pueden demorar más el inicio de sus tratamientos de reproducción: las mujeres con una edad avanzada (40 años en la sanidad pública); las mujeres con una baja reserva ovárica, las que tengan alguna patología que afecte específica y drásticamente al ovario como la endometriosis; así como las que deban preservar sus óvulos por causas médicas graves como un cáncer. No tienen capacidad de espera, es ahora o no lo será nunca.
El tiempo es esencial cuando se trata de un de tratamiento de fertilidad. Para algunas personas, este cierre de los hospitales y de las clínicas significa que nunca se convertirán en padres. Esta sería su última oportunidad y no pueden tenerla. Eso es profundamente angustiante y traumático. Para ayudar a gestionar estos sentimientos, la Sociedad Española de Fertilidad ha publicado las Recomendaciones psicológicas para pacientes de reproducción asistida, donde se desgranan las diferentes situaciones que una mujer o pareja pueden estar pasando y facilitan herramientas para su manejo. Se trata de un documento público en la página web www.sefertilidad.net que consideramos de gran apoyo y ayuda, no solo para las parejas y mujeres infértiles, sino para todos los que vivimos este obligado aislamiento social y laboral. Debemos resaltar que la mayor parte de los especialistas nos hemos puesto a disposición de las mujeres que nos necesiten para aclarar dudas, revisar resultados y dar apoyo a través de las diferentes tecnologías que tanto nos están ayudando estos días; por ello no duden en contactarnos, estamos todos para ayudarles en estos difíciles momentos y transmitir veracidad, tranquilidad, honestidad y esperanza.
Italia, nuestro vecino gravemente castigado con la pandemia que nos azota, comienza también a reflexionar sobre la necesidad de facilitar a estas mujeres la realización de sus tratamientos de fertilidad a la mayor brevedad y con la mayor seguridad posible. El Reino Unido también asume este parón en los tratamientos como gravemente dañino para su crecimiento demográfico.
La emergencia de salud pública aun no nos permite vislumbrar el momento en que será posible reiniciar los tratamientos, ni cómo deberán ser los estudios que tendremos que hacer en relación al estado de portadoras sanas asintomáticas. Pero los datos que debemos transmitir son que, por el momento, no se demuestra una transmisión al feto desde la madre, y las sociedades internacionales han definido protocolos de actuación en las mujeres embarazadas con el fin de intentar garantizar la mayor seguridad posible tanto a la madre como al recién nacido.
Esta pandemia que nos azota nos debe hacer reflexionar a todos acerca de nuestras prioridades. La creación de una familia es un objetivo de vida de muchas mujeres y parejas que hasta en un 20 % presentarán dificultades en conseguirlo y necesitarán realizar algún tratamiento de reproducción asistida. Y deben tener la seguridad de que los centros españoles, tanto públicos como privados, se encuentran entre los mejores a nivel mundial y que, cuando las condiciones de salud pública nos lo permitan, conseguiremos rápidamente ayudar a conseguir proyectos de vida.
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