Estimada vecina del quinto izquierda: como vecino del cuarto derecha, me dirijo a ti para pedirte disculpas. Sé que mi imprudente actitud durante este mes de confinamiento deja mucho que desear. Soy consciente de que cada vez que subo o bajo la escalera para ir a trabajar al hospital, toco el pomo de la puerta del portal o toso sin querer, estoy cometiendo un acto de una gravísima irresponsabilidad. Me consta, porque has pegado una nota en el espejo del ascensor que ha trascendido a la prensa, que el motivo principal de tu queja es que mi presencia en las zonas comunes pone en serio peligro tu salud, la de los tuyos y la de los vecinos. Reconozco que soy poco agradecido; todos los días, llueve, truene o salga el sol, eres la primera en salir al balcón para aplaudir y corear «bravos» por los sanitarios, por mí, querida vecina del quinto izquierda, y eso no te lo podré pagar jamás.
Todo el mundo sabe, o si no lo sabe lo está aprendiendo, que cuando uno vive una crisis de este calibre lo último que cabe esperar es tener al vecino del cuarto izquierda, que es sanitario (con todo lo que puede pillar en su trabajo), deambulando por las zonas comunes del inmueble. Para resarcirte, y dado que irme a otro sitio mientras «esto dure», como amablemente me sugieres, es imposible, te explico mi plan, que creo que será de tu total satisfacción.
Verás, he pensado que me quedo en casa. Mientras tanto, si tú contraes el coronavirus (Dios quiera que no), te vas andando sola al hospital y te ingresas. Si ves que no hay sitio ahí, «hay lugares» como el recinto ferial de Ifema en donde están alojando a los enfermos. Bien, pues te metes en una cama, te pinchas la vena y, si te hace falta (Dios quiera que tampoco), te colocas el respirador, te cambias de pañal tres veces al día y te das de comer tú sola. Seguro que te curas; y nada como la satisfacción de ser autónomo incluso en las situaciones más complicadas.
Piénsalo con calma, querida vecina del quinto izquierda, y me comentas. Ante todo lo importante es que estés tranquila y que tu preciada vida no sufra el mínimo peligro. La sugerencia también se extiende a tu familia. En espera de tus noticias, un saludo cordial.
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