De todas las dudas que nos acechan y nos tienen sin dormir hay una proscrita que solo nos atrevemos a formular en la intimidad, casi a escondidas, susurrando al oído de quien duerme a nuestro lado. ¿Cómo será el mundo cuando podamos volver a abrazarnos? Cómo será, quiénes lo habitaremos. O peor, quiénes lo habitarán... En una residencia de León, de 200 mayores han muerto más de 50 y 60 han dado positivo. Qué estará pasando por esas cabezas, algunas quizás ya estropeadas de antes. Cómo proseguirán esas vidas cuando esto acabe. Si es que alguna de esas vidas prosigue. Si es que esto acaba algún día. ¿Tendremos que acostumbrarnos a vivir con mascarilla? Esto último me lo preguntó esta mañana la chica a la que le compro cada dos o tres días una bolla de pan de Cea, unas galletas y a veces pipas. ¿Será así para siempre? ¿Los guantes, las mascarillas, los geles...?
No supe qué contestarle. El siglo XX fue el siglo del SIDA. La evolución humana, la lucha por las libertades, el papel ocupado por las religiones..., todo ello estuvo marcado por un virus estigmatizador, que mataba a los pecadores. Gaetan Dugas, un azafato de vuelo de Air Canada, murió en 1984, a sus 32 años, como un gay apestado. Durante décadas fue considerado el paciente cero del SIDA. Hace ahora seis años una investigación limpió su memoria. Alguien, en un informe del Estado de California, había confundido una «o» con un cero. Y de ahí el «paciente cero». Pero no, el SIDA había campado a sus anchas por África desde que en los años 20 saltó de un chimpancé a un humano en el Congo. En 1964 llegó a Haití. En los 70 entró en EE.UU. por la costa Este. En Nueva York encontró una población que fue leña seca para el fuego. Después, las grandes llanuras, costa Oeste, Europa, Latinoamérica... El resto de la historia es conocida. 80 millones de infectados, 40 millones de muertos.
El siglo XXI es ya el del COVID-19. Y no hay duda de que será, ya lo es, el siglo de África. El continente del futuro. El Gran Continente con mayúsculas. 1.200 millones de seres humanos, más de la mitad niños. Como vino el SIDA, todos los retos, esperanzas y riesgos vendrán de África. ¿Cómo está impactando el coronavirus en África, donde aún conviven el ébola, la malaria, la tuberculosis..., donde aún mueren niños por diarrea? Esta pesadilla que nos atenaza debería servir también para recordarnos nuestro lugar en el mundo. Vivimos a solo 14 kilómetros de África, poco más de la distancia que hay entre Fisterra y O Pindo.
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