Con qué versión de Pablo Casado nos encontraremos hoy. Qué fue del efecto barba de Rajoy. Es como si el líder del PP se levantara un día con el pie derecho y al siguiente con el pie a la derecha del derecho. Estos días anda descentrado, o sea, más Aznar que Rajoy, mire usted, como si ese espacio, el centro, no hubiera que pelearlo hasta el último centímetro cuadrado, que bastara decir ¡centro! y bum, he aquí cinco millones de votos. En esta imagen camina relajado. Ni se le nota que está haciendo la digestión de haberse zampado a un tal Alfonso Alonso. Luce el gesto de quien cree tener más razón que un santo, con la vista puesta en el más allá, casi esperando una revelación. Como si la nube de micrófonos no fuera con él. Como si al fondo divisase lo que los demás no ven: las próximas generales. Como convencido de que a la tercera va la vencida. Como pasando por alto que, para algunos, a la tercera lo que está es la puerta de salida.
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