A propósito de la Universidad Laboral
15 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.¿Qué vemos cuando vemos un edificio, un cuadro? ¿Qué sentimos cuando escuchamos una canción o cuándo vemos una película?
Hay personas que se quedan en lo meramente estético. Son aquellas que no ven mucho más allá que lo que sus sentidos perciben, pero que su intelecto no procesa del todo. Hay personas que creen que en los teatros solo se representan obras, que en los auditorios solo suenan instrumentos al compás marcado de la dirección. Son quienes creen que los techos solo cobijan y las paredes nos resguardan del viento.
A este grupo pertenecen quienes solicitaron recientemente en el Pleno del Ayuntamiento de Gijón impulsar la candidatura de la Universidad Laboral como Patrimonio de la Humanidad. Piensan en los muros, las piedras. Piensan siquiera en su modernidad como obra arquitectónica singular. Sin embargo también practican olvidos interesados. Olvidan lo que significó en su origen, todavía tan cercano; y ese olvido les lleva a esas prácticas que no se palpan, pero se sienten. Les lleva a la apropiación, a la patrimonialización de un símbolo de ciudad para unas siglas políticas. Interponen una petición, legítima por supuesto, a un pleno en el que ya saben qué va a ocurrir. Dividen, provocan y juegan. No buscan el consenso, ni la implicación ciudadana, no quieren realmente lo que piden, buscan otra cosa. Despertar tiempos pasados, y ya se sabe que no es verdad eso de «cualquier tiempo pasado fue mejor».
La izquierda gijonesa ha caído en el juego pregonando que Laboral Ciudad de la Cultura no es digna del reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad por su origen. Sin embargo Laboral es todo lo contrario a lo que fue. El Convento es una televisión pública, libre y objetiva. La Universidad campa a sus anchas formando a los y las jóvenes asturianas, fomentando el debate y la difusión del conocimiento. El Centro Superior de Artes Escenicas y Danza bebe de los muros de la historia. El teatro ofrece cultura a Gijón y a Asturias, y el Laboral Centro de Arte es un centro de creación artística reconocido y asentado más allá de Asturias. En todos y cada uno de los muros de laboral se conversa con el entorno, se cuestiona el entorno, se transforma.
Es, sin duda, un espacio singular que basa su misión y sus valores actuales en el avance democrático de nuestra sociedad. Laboral es un espacio humano en continua construcción. En sus formas puede ser un reflejo vivo a lo que no debemos volver, pero en su contenido es un todo que no podemos perder. No patrimonializemos, ni demonicemos lo común, lo conseguido con el esfuerzo de Gijón y Asturias.
Remato con mis últimas tres últimas visitas a Laboral. La primera, en octubre, participé en una mesa de discusión sobre la inclusión social de las personas con Acondroplasia impulsada por la Fundación ALPE. En octubre también impartí una conferencia con el alumnado de la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales Jovellanos sobre las políticas públicas contra la violencia de género en nuestro país. La última vez, en diciembre visité la Exposición Equivocada no es mi Nombre en Laboral Centro de Arte, en el ámbito del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Ninguna de ellas me parecen actividades muy franquistas, ¿verdad? Sin duda, Laboral es un ejemplo de lo que no puede volver a ser y una vía para el avance de la cultura, la conciencia social y la libertad.
Comentarios