L'Osservatore Romano, el periódico diario político-religioso de El Vaticano fundado en 1861, dedicó recientemente un artículo a la sesión constituyente de las Cortes Generales de nuestro país -la celebrada el 3 de diciembre-, para lo cual hubo de referirse a aquellos partidos nacionales que han obtenido representación en el Congreso de los Diputados.
Entre ellos no podía faltar Vox, con su importante representación de 52 escaños, como consecuencia de la torpeza del Partido Socialista al convocar unos nuevos comicios después de los celebrados en abril, por negarse a pactar con Unidas Podemos lo que esta vez ha negociado con diligente urgencia.
Pues bien, el diario oficial de la Santa Sede ha colocado a cada formación política en el lugar que le corresponde y al partido de Abascal lo ha integrado en la extrema derecha, al aludir al vicepresidente cuarto de la mesa parlamentaria, ex militante del Partido Popular, un tal Gil Lázaro. Nada más saberse semejante descripción, Hermann Tertsch, que de periodista asilvestrado y difamador ha pasado a ser eurodiputado de Vox, no ha podido soportar el silencio y ha recurrido a su cuenta de Twitter para decir: «Aquí no vamos a decir cómo etiquetamos algunos al Osservatore, al actual Vaticano y a este Papa».
Extraña la contención del firmante -siempre tan lenguaraz y fementido- a la hora de etiquetar a la curia, pero sospechamos que si Tertsch no se hubiera aguantado la bilis podría haberse decantado por el contubernio judeo-masónico-comunista, que con el pontífice Francisco ha escalado hasta la silla de San Pedro por satánicos y oscuros atajos.
Es curioso lo mal que les sienta a los militantes de la extrema derecha que se les identifique por lo que son, ellos que tantas veces se han referido a sus antiguos camaradas como la derechita cobarde. ¿O es que acaso pretenden ser la derecha o incluso el centro derecha valiente cuando su mensaje racista, machista, xenófobo, retrógrado en suma en todos los órdenes, es una copia del que otros partidos de la extrema derecha europea proponen?
Aprovecho la pertinente descripción de Vox por parte del diario oficial del Vaticano para recordar a sus editores que en España hay tres obispos al menos, tres, que destacan por su afinidad ideológica con la extrema derecha nacional, aunque también se les podría añadir algún otro como el exprimado Cañizares, que lo es de Valencia: el de Alcalá, monseñor Reig, homófobo; el de Córdoba, monseñor Fernández, misógino («cuanto más varón sea el varón, mejor para todos en casa»), y el de Cádiz-Ceuta, monseñor Zornoza, cuyo delegado episcopal de Fundaciones (nombrado directamente por él), el general Rosety, es diputado de Vox por Cádiz.