Lo inteligente es unir

Pablo Junceda
Pablo Junceda TRIBUNA

OPINIÓN

maría pedreda

30 nov 2019 . Actualizado a las 10:39 h.

El escritor y periodista Dionisio Gamallo -nacido en Ribadeo, pero cuyos padres se conocieron en Vegadeo- decía que tenía dos madres: la biológica y la ría del Eo. Galicia y Asturias se observan a ambos lados de las aguas de su Ría conscientes de formar parte de un mismo entorno apenas dividido por fronteras administrativas. Un entorno que describe formas similares de ser, relaciones mutuas y proyectos en común avalados por siglos de hermandad y buena convivencia. Los Encuentros del Eo no hacen otra cosa que seguir el curso de esta historia fraternal.

Hace casi dos años, celebramos en Ribadeo la primera edición de los Encuentros del Eo, que nacieron de la mano del gran medio de comunicación que es La Voz de Galicia con una clara vocación de permanencia, para proponer que dos pequeños territorios en Europa como Galicia y Asturias fuesen capaces, de pensar juntos en grande.

Hoy, fieles a la vocación inicial, volvemos a encontrarnos en la Ribera del Eo, esta vez en tierras asturianas; aunque esto -pienso sinceramente- que da igual. Y estamos aquí porque tanto La Voz de Galicia como el Grupo Sabadell cuando nos comprometemos con un proyecto en el que creemos, lo apoyamos y le damos continuidad porque las cosas buenas merecen repetirse.

Agradezco al presidente del Principado, Adrián Barbón, por incorporarse de manera entusiasta a estos encuentros que son, en definitiva, un intento de trabajar juntos para ser mejores, para buscar soluciones a los intereses comunes de gallegos y asturianos.

Y felicito igualmente al presidente Alberto Núñez Feijoo por perseverar y querer seguir acompañándonos en estas reuniones, lo que demuestra que más allá de la buena relación personal con el anterior presidente asturiano -que la tenía-, cree en ellas y piensa -y me consta que es así- que el trabajo en común, si es leal y riguroso, siempre redunda en beneficio de aquellos a los que se gobierna; esto mismo pude escuchárselo recientemente en Vigo en un acto empresarial en el que nos decía: «lo inteligente es construir puentes, lo inteligente es unir y no separar».

Por mis venas circula sangre de ambas vertientes -en mi caso Naviega y Viveirense- y, por ello, no puedo ver con mejores ojos que los presidentes de Galicia y Asturias puedan compartir visiones, ideas, proyectos e inquietudes y, en todo caso, puedan animarse a ponerlas en práctica conjuntamente.

Hace dos años ya se apuntaron aquí algunos de los temas sobre los que Asturias, Galicia y todo el Noroeste tienen -no sé si la necesidad o la obligación- de trabajar juntos. El tiempo es testigo inexorable de que en algunos de aquellos temas se ha acentuado aún más la necesidad de afrontar políticas que -desarrolladas en común- quizá puedan ser más eficaces: el despoblamiento de las zonas rurales, la protección y el desarrollo (porque una cosa no está reñida con la otra) del inmenso patrimonio natural que atesoramos, el impulso de la actividad y los productos agroalimentarios o el dibujo definitivo del eje ferroviario Noroeste.

Pero a estos retos, aún inacabados, ahora se han sumado otros nuevos y no menos preocupantes e importantes como la transición energética, la financiación autonómica, la digitalización que no respeta ningún límite de velocidad o la novedosa «competencia fiscal» de la que tanto nos gusta -y con razón- hablar a los empresarios.

El pasado 7 de noviembre, pude asistir a la investidura de Gregory Ludkovsky, máximo responsable mundial del área de I+D de Arcelor Mittal como doctor honoris causa por mi querida Universidad de Oviedo. En su intervención aseguró que la razón por la cual esta compañía decidió seguir apostando por Asturias y crear su centro de I+D fue muy sencilla (les cito sus palabras) «porque los jóvenes dirigentes por aquel entonces de nuestra compañía en Asturias tuvieron el valor de decir que sí al riesgo», y esa, añadió, fue precisamente la clave del éxito: «las territorios y las empresas que florecen son aquellas que al tener que arriesgarse una y otra vez por necesidad, aprenden de los errores, sin desanimarse nunca por ellos».

Pero no solo escucho a los empresarios…; también procuro siempre que puedo prestar atención a nuestros políticos y, de forma especial, a mis dos presidentes y, precisamente porque les escucho, estoy seguro de que podemos estar tranquilos y, por si alguien tiene alguna duda, recuerdo dos frases que tuve la oportunidad de escucharles recientemente: el presidente de Galicia nos decía hace muy poco -con motivo de la entrega de un reconocimiento muy especial a un buen empresario- que «el futuro tiene que venir de la mano del trabajo, el esfuerzo y el apoyo a los empresarios, verdaderos creadores de riqueza y puestos de trabajo»; y, el presidente de Asturias, nos decía en su toma de posesión (haces unos pocos meses): «La primera exigencia es reivindicarnos, que volvamos a hablar de nosotros con amor propio y esperanza. Con una mirada optimista, consciente de las dificultades, sí, pero, sobre todo, de las oportunidades».

Que en tiempos de incertidumbres y de riesgos, dos dirigentes políticos de distinto signo se vean, se sienten, dialoguen y piensen en clave de trabajar por lo que de verdad importa a sus ciudadanos créanme que es un triunfo del sentido común y una altura de miras que cada vez se hace más necesaria.

Intervención de Pablo Junceda en los II Encuentros del Eo.