Hace más de 40 años, antes de las primeras elecciones después del Franquismo, los gritos en la calle eran estos: Libertad y Amnistía. Se pedía la libertad y la amnistía para miles de presos que habían sido juzgados y condenados por las leyes franquistas (por cierto, totalmente dentro de la legalidad). Muchos de ellos eran culpables de pensar diferente, de ser comunistas, socialistas, anarquistas… Pero otros muchos eran «culpables» de luchar contra el franquismo, en ocasiones por las armas y, muchas veces, con muertos encima de la mesa. Desde luego, todos ellos, merecían la Amnistía y la Libertad. Y todos ellos la tuvieron. Entre ellos había presos políticos e, incluso, presos que pertenecían a ETA.
Actualmente, en 2019, se vuelve a condenar a personas por su ideología política. Por algo tan extremista, tan grave y tan increíblemente horrible como «poner urnas»; que a tenor de la sentencia parece bastante más grave que violar entre cinco a una mujer (a la sentencia de la manada me remito). Si se hace una búsqueda rápida en Google, vamos a ver a personas juzgadas y condenadas por matar a otra condenadas a menor pena que los presos políticos catalanes -pues no tienen otro nombre, por muchos giros que dé la prensa y mucho que se empeñe la Junta Electoral Central en no llamar a las cosas por su nombre-. Hay gente condenada por homicidio a dos años menos que los Jordis que se manifestaron y se subieron al techo de un coche que ni siquiera le dieron un tortazo a nadie.
Es sencilla y llanamente repugnante hablar de independencia de Cataluña sí o no para justificar lo injustificable: esta sentencia; este recorte de libertades en el que tenemos presos políticos, exiliados e, incluso, un cantante condenado a cárcel por injurias al rey en sus letras. ¿Acaso era pro-independencia de Euskadi el Presidente Adolfo Suárez cuando fue su propio partido el que defendió la amnistía de presos políticos de todos los colores, incluyendo presos que habían matado a fascistas y que pertenecían a ETA? ¿Era un independentista Suárez por defender algo tan básico como la amnistía?
La izquierda que me repugna
Es repugnante que cierta «izquierda» se haya callado la boca y no haya dicho nada de esta sentencia. Es repugnante que ciertos plumillas que se consideran progresistas hagan giros y piruetas diciéndonos lo mala que es la independencia y lo terrible que es ir a manifestarse con personas de la derecha catalana. Que dicen, incluso, que es una «trampa para los trabajadores» (Sí, seguro que organizada por la CIA). Una de dos: o se equivocan, o el absurdo amor por las banderas que lo llena todo últimamente les ha quitado la poca lucidez que tenían.
No, esto no va de independencia de Cataluña (que los federalistas no compartimos). Tampoco va, siquiera, del derecho a decidir. Esto va de libertades públicas, de derechos civiles, de que no te encarcelen por manifestarte (porque sabes que hoy será por la independencia y mañana por el cierre de una empresa o parar un desahucio), va de que no metan a alguien en la cárcel por insultar o criticar al Rey, de que no puedan meterte dos años en la cárcel sin juicio por poner urnas en las calles como si hubieses puesto una bombas en supermercados… De eso va esta vaina, de eso y no de otra cosa.
Y yo no sé los demás, pero tengo claro que cuando estamos hablando de libertades y derechos civiles; cualquier tema puede esperar: el modelo de estado, el referéndum y las políticas fiscales. Los derechos civiles y políticos, por mucho que gente como yo creamos en los derechos sociales de la segunda ola o en los culturales de la tercera; van antes, son más importantes pues sólo ellos hacen posible el resto. Defender estos derechos con gente de ideologías diferentes a la tuya no te hace ni ser independentista, ni ser de derechas. Te hace, sencilla y llanamente, ser un demócrata antifascista. Al contrario, defender derechos civiles y libertades políticas es la base de la convivencia política en una sociedad, que empieza a deteriorarse el día en el que empiezan a dejarse de lado en nombre de tal o cual «principio fundamental». Ése es, precisamente, el espíritu de la Transición. Ése es, precisamente, el espíritu de la Constitución. Por eso hago mía la frase que debiera unirnos a todos los demócratas hoy como nos unió en los 70: Libertad y amnistía para todos los presos políticos.
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