Educar en el funcionamiento de la UE

Cristina Ares
Cristina Ares LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

PATRICK SEEGER

17 jul 2019 . Actualizado a las 08:22 h.

Las elecciones de eurodiputados del 2019 han supuesto un antes y un después en el rendimiento de la democracia a escala europea por dos motivos principales. El primero, porque se ha conseguido revertir la tendencia descendente en la participación en estos comicios, que aumentó nada menos que ocho puntos respecto a las elecciones al Parlamento Europeo anteriores, del 2014. El segundo, porque ha llegado la oposición a esta institución y es posible pensar en coaliciones alternativas de gobierno más a la izquierda o más a la derecha a partir del arco de fuerzas parlamentarias.

Desde las elecciones del 2014, la Unión Europea (UE), quizás con la excepción no menor del cierre en falso y sobre todo contrario a los valores que la definen de la crisis de los refugiados, ha progresado adecuadamente. La salida de la gran recesión y la negociación del acuerdo de retirada del Reino Unido se han beneficiado de una Unión más política, gracias al cambio en la percepción de grupos de ciudadanos que han ganado conocimiento de la importancia de las decisiones públicas que corresponde adoptar a escala europea, así como a la mayor legitimidad de origen de la Comisión Juncker, presidente que había hecho campaña como candidato del Partido Popular Europeo, claro vencedor en las elecciones de eurodiputados del 2014.

Los expertos en la Unión subrayamos que uno de sus elementos de transformación durante la última década ha sido el proceso de politización. La politización no viene dada por la transferencia de más competencias a las instituciones supranacionales, sino por el cambio en la percepción del tipo de decisiones que se acuerdan en Bruselas, Estrasburgo o Fráncfort, claramente políticas en el sentido de generar ganadores y perdedores; o afectar a la redistribución o a la materialización de la idea de solidaridad, bien dentro de la comunidad política europea, bien en relación a personas que demandan asilo o tienen la ambición de poder desarrollar un proyecto de vida y contribuir a la prosperidad y el bienestar en la Unión del mismo modo que nosotros, los ya ciudadanos.

Solidaridad e identidad son los dos conceptos que mejor explican las dinámicas de la UE estos años. Acomodar identidades colectivas y normalizar el conflicto político resultan los principales desafíos de la Unión hoy. Quizás parezca sencillo, pero en ausencia de una comunidad política europea no desmembrada, así como de verdaderos partidos políticos a escala europea, está lejos de serlo. Por ello, sería de ayuda, por lo que propongo, la introducción de los niños en todos los sistemas educativos, desde una edad temprana y de forma lúdica, al funcionamiento de la UE y sus grandes valores, la dignidad de las personas y su carácter único, al igual que la singularidad de sus pueblos.