Puertas giratorias

OPINIÓN

03 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Costumbre, práctica común, abuso de «poder», tráfico de influencias… La letanía de sinónimos se perdería en el tiempo y en la distancia del devenir de la historia.

En el título, usamos el término más actual o más perdido en el tiempo. El hecho es que aquí, a la hora de «ruscar» no se salva ninguno.

Unos porque lo llevan en el ADN; otros, porque el poder «corrompe»; quienes, porque les llaman a su puerta.

Lo cierto que en este país, no «roba» el que no puede.

Y robar es lo que hacen ¿algunos? cuando dejan el poder: presidentes del gobierno, ministros, diputados, o ediles del más recóndito ayuntamiento. Luego, al instante de abandonar el cargo girando la respectiva puerta se instalan en las habitaciones «contiguas», pero de propiedad privada.

Cambio de cromos: de empresa pública a titularidad privada. La vida misma.

La explicación no encierra secretos ni es necesario buscar grandes argumentos. Se trata, sencilla y simplemente, de buscar nuevos emolumentos amparados o protegidos por la influencia que ejerce el poder público para el que lo ha ostentado. Incluso después de su «muerte política», por supuesto. Que pocos de nuestros políticos encarnan al caballero medieval o al Cid Campeador.

En el programa 24 horas de TVE, el 18 de marzo a las 12 de la mañana, Catalá  (PP). Ayer, fue X del PSOE,  Y mañana puede ser Z (de Ciudadanos) o Y (de Podemos) otro, quién sabe su nombre, de VOX.  Qué más da el nombre del susodicho, o las siglas que le protegen.

Lo que importa es denunciar una vez más el hecho y tomar conciencia del problema, para una vez analizado poder formular propuestas razonables y efectivas que frenen esta lacra, cáncer, que afecta, en particular, a parte de la «casta» política.

Entre puertas giratorias, tránsfugas, y mentiras en plena precampaña electoral, el país duerme aletargado o con el somnífero del fútbol cotidiano y los platós-programas de cotilleo baboso.

En nuestras manos está la solución. Tenemos un arma intransferible: la papeleta. El 29 de abril, tenemos la primera ocasión. Acudamos a las urnas todos, en tropel. Y llamemos al pan, pan y al vino, vino.

Dejemos las sábanas extendidas sobre el colchón y demos el salto largo y profundo. Depositemos nuestro derecho como ciudadano libre y cambiemos este país. Limpiémoslo de políticos corruptos.

Os espero.

Gracias.

Con vuestro voto, las puertas cumplirán fielmente su esencia de puertas.