He seguido las reacciones a la matanza de 50 musulmanes en Nueva Zelanda el viernes pasado. Los medios más afines a la izquierda y al mundo de la corrección enfatizaron la tragedia -como si fuera necesario- y comenzaron a distribuir culpas: racismo, intolerancia religiosa y demás. Los liberales, en el sentido europeo, se quejaron: de acuerdo, esto es intolerable, pero por qué los medios que ahora se rasgan las vestiduras y se dedican a repartir culpas han actuado de un modo tan distinto con las masacres de autoría islamista: solo en Europa llevamos más de setecientos muertos. Pedían entonces serenidad, huir del rencor que ahora fomentan, evitar que se estigmatizara a los musulmanes, etc. Por fin, los medios más conservadores, reaccionaron también con paralelismos, pero más drásticos que los liberales. Breitbart, la web de la derecha americana más radical, decía que, mientras se aireaba la noticia de Nueva Zelanda, nadie había publicado la matanza de 120 cristianos a manos musulmanas en Nigeria. Por lo visto, también habían quemado 140 hogares. Me pareció una fake news y me puse a comprobar. Efectivamente, ningún periódico o medio algo importante se había hecho eco. Fui a una de esas páginas que verifican los datos. Según ellos, el dato es real, aunque no debería destacarse como primero el factor religioso, pese a que un discurso del presidente nigeriano, que la propia página cita, sí alude explícitamente al carácter religioso de la matanza. Me escandalizó que fuera verdad y no-noticia. Quizá porque Nueva Zelanda está en la órbita occidental, quizá porque Nigeria ha quedado fuera de cobertura, como media África, quizá porque esos 120 eran negros y cristianos.
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