Es increíble. En este país no nos gusta encontrarnos. Solo disfrutamos despedazándonos. Sube Rosalía al altar de los Goya y se marca una espectacular versión con su voz que es puro sentimiento, una vela encendida que tiembla, de Me quedo contigo de Los Chunguitos y sus odiadores saltan en seguida para aplicarse en llamarla «antigitana». Lo que tú haces, niña, es desgitanizar una etnia perseguida, dicen. Qué fácil es darle la vuelta a los ladrillos para arrojarlos o para construir muros. Menos mal que, sin dudarlo, los creadores de ese temazo que dice «si me das a elegir»... eligieron rápidamente el aplauso a Rosalía e hicieron públicas las ganas enormes que tienen de cantarlo con ella, y que sea pronto y lo escuchemos todos. Ese tema ya lo hizo, como cuenta mi compañero Javier Becerra, inmenso Antonio Vega. Otro genio que no parecía español, porque andaba a su bola y no disfrutaba molestando a los demás. Hay algo genético en España y sus nacionalismos en ser unos pelmas. O peor todavía, sin filtro de inteligencia alguno, en directamente insultar. En flamear banderas y flambear tonterías. Eso es lo que pasó tras el temporal de buen rollo, de artista plena, que dio sobre el escenario Rosalía y que aportaron también los campeones de la gala.
Y discapacitados somos todos. Todos. Y fue otra cosa que dejó claro el otro gran momento de una gala que se hace más larga que un día sin merienda: el discurso de Jesús Vidal. Imponente. Imposible hacerlo mejor. Desde que recogió su Goya y le dijo a la Academia que «no sabéis lo que habéis hecho premiando a un discapacitado» hasta que terminó con una frase tan redonda, tan auténtica, que merecía ya otro Goya por el mejor guion: «A mí sí me gustaría tener un hijo como yo, porque tengo unos padres como vosotros». Antes había dicho que adoraba a sus padres, a su madre, por darle la vida, nada menos, y a su padre, por haber vivido. Así de simple. Ese es el oro de la naturalidad y la frescura que Jesús Vidal y sus nueve compañeros pusieron en la película ganadora. Qué lección le han dado de hacer peña, grupo o equipo estos tipos a los supuesta gente corriente que da miedo y que solo sabe sumar insultos. Viva los ojos de la inteligencia y del corazón, Jesús Vidal. Gracias por desarmarnos con lo evidente. Viva los padres que te parieron.
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