El enorme poder que ejercen en todo el mundo las grandes empresas multinacionales, permiten que sean estas las que hoy tomen todas las iniciativas y decisiones, para llevar a cabo nuevas regulaciones del mercado laboral y la mejora de su tasa de beneficios. La campaña de propaganda jaleada por los sectores empresariales, que se limitan a hacer seguidismo de las empresas Transnacionales, coincide en el momento de la ampliación de la UE a los países del este europeo y con la necesidad de hacer reajustes laborales, derivados de la apropiación de las inversiones tecnológicas y los aumentos de la productividad.
La deslocalización empresarial es un engaño que no tiene más base que la búsqueda del máximo beneficio en el menor tiempo, es un instrumento que utiliza el capital internacional para incrementar su poder de relaciones laborales, e imponer el acuerdo multilateral de inversiones presentado en la O.M.C. Los datos son suficientemente significativos para darnos cuenta de que, tanto a nivel Europeo, estatal, como de nuestra comunidad autónoma, se está tratando de imponer salarios a la baja y deteriorar las condiciones laborales, como forma de apropiarse de la mayor cantidad posible de plusvalía y acabar de una vez por todas , con los obstáculos que puedan suponer derechos y regulaciones sociales, sindicales o estatales respecto a la ubicación de las empresas, relaciones laborales conservativas de los recursos naturales.
Se está perdiendo empleo industrial de forma alarmante en todos los países del mundo, el ejemplo más claro lo tenemos en nuestro propio país, en Asturias y en el entorno más próximo, como León y Galicia los ejemplos más recientes, Suzuki, Monroe, Vestas, ahora Alcoa también en la cuerda floja. El empleo en las fábricas, se ha reducido en todas las regiones del planeta en un 15%, mientras que la producción Global se incrementó en más de un 30%, con lo cual no es cierto la baja rentabilidad económica que estas empresas nos quieren hacer ver. La propia OIT en sus informes reconoce la pérdida brutal de empleo en su mayor parte, como consecuencia de las constantes deslocalizaciones que cada día se producen con más virulencia.
El problema por lo tanto hay que situarlo en sus justos términos. No es una pérdida coyuntural de empleo, fruto de las reivindicaciones salariales o porque los salarios son muy elevados, es simplemente que hoy con menos trabajadores, se produce más cantidad de mercancías y que el capital exige expulsar de las empresas la fuerza de trabajo excedente, para aumentar sus beneficios .
Quienes han puesto las instituciones y los servicios públicos al servicio de los intereses del capital multinacional (infraestructuras, subvenciones, suelo, deducciones fiscales…) no tienen ninguna legitimidad para reclamar que, una vez más, se hagan esfuerzos por parte de los trabajadores/as para seguir apretándose el cinturón y atemperar las reivindicaciones laborales y menos cuando no son capaces de tomar medida alguna ante la mayoría de los casos se cumple, para desgracia de los miles de familias afectadas.
El Estado Español bate records en desempleo, en precariedad, en siniestrabilidad laboral y en bajos salarios, y las administraciones se limitan a levantar acta de la situación, autorizar cuantos expedientes les llegan a los despachos, dar palmadas en la espalda a los empresarios y a esperar a que tiempos mejores nos resuelvan los problemas.
Cualquier estrategia sindical de moderación salarial, concesiones en materia de tiempo trabajado o que permita el incremento de la explotación, no va a tener ningún impacto para evitar la deslocalización si ésta se produce, y sólo van a contribuir a globalizar el empeoramiento de la pérdida de empleo a escala local y global. Los datos aportados y la experiencia sindical así lo demuestran.
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