Ante el inminente proceso de desertización y desempleo que se promueve desde el Gobierno de España, bajo el pretexto de la descarbonización, las comarcas mineras, hoy por hoy, éstas se reflejan en toda Asturias. La transición energética exprés que promueve la ministra Teresa Ribera no sólo afecta a los vecinos de la Comarca del Nalón o del Caudal, afecta también a Degaña, Tineo, Cangas del Narcea, Gijón o Avilés -como estamos viendo ahora con el anunciado cierre de Alcoa debido a una elevada tarifa eléctrica-, también nos afecta a todos los asturianos como particulares, a nuestros hogares, susceptibles de un aumento del recibo de la luz.
Los ataques al carbón como fuente de energía no son nuevos. Llevamos sufriéndolos muchos años, pero se acrecentaron a partir de 2010 cuando siendo comisario europeo de la Competencia, Joaquín Almunia (del PSOE), con la inestimable colaboración del Gobierno de Rodríguez Zapatero, y decidido a poner fin a la minería, promueve la decisión 787/2010 de 10 de diciembre, relativa a las ayudas estatales destinadas a facilitar el cierre de explotaciones de carbón. Esta decisión tiraba por la borda el esfuerzo y las inversiones acometidas en el sector de la minería a lo largo de muchos años. La puntilla a la minería del carbón se ha consumado en los últimos días, bajo el disfraz de lo que se denomina un acuerdo entre el Gobierno de Pedro Sánchez, los sindicato mineros y Carbunión, lo que se ha ratificado es el Plan para el definitivo fin de la minería del carbón en España. Este acuerdo para el cierre de las explotaciones mineras supone perder la soberanía energética de España, un país muy dependiente de fuentes energéticas del exterior que pagamos todos nosotros a precios muy altos y que condicionan y merman la competitividad de nuestras empresas y la consiguiente capacidad para generar puestos de trabajo.
Parecía difícil hacer más daño a nuestra comunidad autónoma que durante las dos legislaturas de Rodríguez Zapatero y la primera de Mariano Rajoy, pero Pedro Sánchez lo supera poniendo el listón más alto: jamás un Gobierno hizo tanto daño a Asturias en tan poco tiempo. Porque tras este nefasto acuerdo que acaba con el carbón autóctono, condenando a las Cuencas a la desertización, queda pendiente la reforma energética que ha planteado la ministra Ribera y que penaliza a las térmicas frente al gas, beneficiando a las empresas vascas frente a la industria del resto de España.
Si hay un miembro del Gabinete de Sánchez especialmente dañino para los intereses de Asturias es la ministra de Transición Ecológica, por acción, y las ministras de Industria y la de Empleo, por omisión. La intención de cerrar las térmicas perjudicará a todo el tejido industrial asturiano, como estamos viendo con ALCOA, a la que se pueden sumar otras grandes, medianas y pequeñas empresas provocando un efecto dominó sobre nuestra metalurgia, además de aumentar de una manera insoportable el recibo de la luz. A ello se puede sumar su ofensiva antidiésel, que ya ha tenido repercusiones en términos de empleo: Arcelor ha anunciado que prepara ajustes en su factoría de Avilés debido al frenazo en la venta de coches diésel, lo que implica una disminución en los pedidos de acero.
Volviendo a la clausura exprés de las térmicas que pretende Teresa Ribera, hay alternativas que no quiere barajar la ministra ‘ecológica’ para presumir de etiqueta verde. La descarbonización que propone FORO es lo contrario de la desertización, y de prejubilar o mandar al paro a nadie ni con empobrecer a los asturianos, sino con innovar, reindustrializar y crear de empleo. Es necesario un Gobierno que defienda el carbón como la fuente de energía autóctona -igual que hace el Gobierno de Alemania o el de Polonia- que, dentro de cualquier cambio de modelo, debe ser siempre garantía de empleo, competitividad y de seguridad del suministro eléctrico. España y Asturias, necesitan unos Gobiernos que tenga claro que el compromiso medioambiental, que es inequívoco y completo, debe pasar por más inversión en tecnología y no en podas incontroladas, ni cierres precipitados de nuestros sectores productivos.
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