Al grito de «Asturies nun tien reí» llegué a la plaza de la Escandalera. Antes, mientras atravesaba Uría, tuve que dejar paso a Albert Rivera: no paraba de saludar a un lado y a otro, mañana va a tener agujetas. Llegué a La Escandalera bajo un cielo gris que amenazaba tormenta, había menos gente que otros años, pero hacían algo de ruido. Contrastaba esto con la calle Uría más llena que nunca: será que va a ser verdad que estamos saliendo de la crisis. El sonido de las gaitas trataba de silenciar los pitos y abucheos, la mezcla resultó ser el mejor caldo de cultivo para un dolor de cabeza o el suicidio. Tuve que alejarme un poco, crucé la calle hasta el paseo de Los Álamos. Aquí había una contramanifestación, por llamarla de algún modo, porque eran pocos, donde unos cuantos jóvenes portaban banderas de España, una pancarta que decía «España no se rinde» y no paraban de gritar «Oviedo es Español».
Con distancia, desde la barra de La Corte, pude constatar las diferencias entre unos y otros: camisetas, coletas, y playeros; contra camisas, náuticos -náuticos con calcetines, que es el mayor atentado estético que puede haber en este mundo- y pantalón tobillero. Volví a la plaza y constaté que eran los mismos cánticos de siempre, las mismas reivindicaciones, las mismas utopías; y eso que predominaban las canas frente al acné. Pero a esta parte de la sociedad ovetense, asturiana, española; se les deja tras las cámaras, casi apartados. Se ve que esto no gusta entre el mainstream televisivo. Pongo en valor a los integrantes de Podemos en Asturias: Ripa, Fueyo y Emilio León. Son los que he visto, han llegado al poder y son fieles a su postura e ideas primigenias, esto les honra y por ello tienen mi máximo respeto. Hay un cántico que me chirría: «guillotina, guillotina, guillotina, ...». Entiendo el fervor y picorcito del momento, pero imaginen que esto lo canta VOX en Vistalegre. Casi me dejo engañar por el merchandising comunista y me compro una camiseta de Marx, Lenin y Stalin; manda cojones que reivindiquen a un genocida los que se dicen progres y tolerantes.
Son las 18:30 y llegan los Reyes, Demerita incluida, -pero sin Alfonso Diez, que para escándalos ya está Campechano I- a la espera estaban Wenceslao y Javier Fernández: no entraban en el traje de lo hinchados que estaban. Luego hubo algún encontronazo entre los manifestantes y quienes pasaban por la calle con banderas españolas. En verdad nada que reseñar: unas peinetas, unos insultos, la policía interviene y todo queda en nada. Pasó Ángela Show y tomó fotos, igual quiere invitarlos a todos en su próximo cumpleaños. Otro año más todo pasa, y como el Rey, yo, que no soy nadie, emplazo a toda esta gente el año que viene en la plaza de La Escandalera. Porque esté de acuerdo o no, están en su derecho: y no hay nada mejor que protestar ante los poderosos.
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