El exministro de Economía y Hacienda del PSOE Carlos Solchaga, consejero y consultor externo de grandes corporaciones desde que dejó la política en 1996 y se le presentó la oportunidad para tan nutricio desempeño, cree que los pensionistas no tienen razón al protestar en las calles y reclamar que el IPC vuelva a ser como fue el indicador de referencia para la subida anual de sus retribuciones.
A fin de refrescar sucintamente la memoria sobre las actividades y status actual de quien fue el máximo responsable de la política económica en España entre 1985 y 1993, la hemeroteca nos dice que Solchaga recibió en 2015 la cantidad de 120.000 euros de CIE Automitive, una empesa de componentes de automoción, y es vocal de otras dos compañías cotizadas, con una remuneración conjunta de más de 335.000 euros anuales. Es de tener en cuenta, además, que el segundo accionista del citado grupo desde 2013, la india Mahindra, controla -según publicó en su día eldiario.es- un 12,43% desde el paraíso fiscal de las Islas Mauricio, donde CIE tiene filiales que en 2015 prometía eliminar «a la mayor brevedad de la forma más óptima posible».
«Ni uno de ellos [los pensionistas] ha pagado ni la mitad de lo que reciben», ha tenido la desfachatez de afirmar quien quedó muy significado al asegurar durante su gestión ministerial que España es el país del mundo donde más pronto se hace uno rico. La frase sigue teniendo su vigencia porque, en medio de la crisis estafa/sufrida por los ciudadanos, con especial incidencia en los pensionistas, en España se ha triplicado el número de ricos, según datos recientes, con don Carlos con toda seguridad entre esos potentados.
Esto ha ocurrido mientras muchos pensionistas eran el único soporte económico de sus hijos desempleados, al tiempo que sus pensiones no dejaban de perder año tras año poder adquisitivo. Por eso, y porque a esa generación le debe mucho este país e incluso el propio Solchaga que llegó al Gobierno gracias probablemente al voto -luego traicionado- de estos respetables ciudadanos, los pensionistas están en la calle, seguirán en la calle y estuvieron hace unos días ante las puertas del Congreso para dejar oír su voz a quienes les representan.
Es de esperar que su presencia en ese lugar en próximas convocatorias no conduzca a poner otra vez frente a sus justas reclamaciones constitucionales nada menos que a las fuerzas policiales antidisturbios, según pudimos ver, como si ante unos abuelos pacíficamente indignados fuera necesaria tan demesurado y abusivo dispositivo de seguridad. ¿Alguien se imagina, en un país democrático con un gobierno que dice ser de izquierda, a las fuerzas antidisturbios cargando contra sus mayores como si fueran delincuentes?
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