Hace unos días que causó revuelo en la prensa la intención de recuperar el proyecto de rehabilitación de la plaza de toros de Oviedo. Plaza que actualmente está en ruinas, y en la que si no se actúa rápido acabará viniéndose abajo. Es curioso ver cómo el ser declarada BIC (bien de interés cultural) es lo que está abocando al coso ovetense a la ruina. Y queda claro que la Administración, para todo, cuanto más lejos mejor: ya no pedimos que el Estado nos solucione los problemas, nos contentamos con que no los genere.
Veo totalmente acertado reformar la plaza de toros y dotarla de las infraestructuras y equipamiento adecuado para albergar otras actividades. La zona del Cristo, antes floreciente y próspera, es ahora un cementerio de cemento, ladrillo y metal. Las movilizaciones y quejas vecinales son totalmente acertadas.
Pero no dejo de ver con absoluta incredulidad y estupefacción como muchos de los que abogan por la reforma y dicen querer destinar la plaza a la producción cultural cargan contra la posible utilización del coso para celebrar espectáculos taurinos. Sí a la cultura, pero sólo a la que a mí me gusta o es de mi grey; algo así parecen querer decir con sus afirmaciones los miembros del tripartito. La rehabilitación de la plaza de Buenavista podría ser el momento de recuperar la tauromaquia en Oviedo. Cualquier modificación y rehabilitación que imposibilite la lidia sería un error y un ataque contra la esencia de una construcción y contra la cultura. Los toros pertenecen al pueblo, son del pueblo; en la plaza todos somos iguales. El poder, y más la izquierda, trata de apropiarse de la cultura como instrumento con el que hacer política; que éste no sea un caso más. Ya lo dice Chapu Apaolaza: «Hoy en día, ir a los toros hoy es ir contra el sistema, es ser punk, porque es estar contra esta visión de la sociedad en la que no hay muerte y en la que todo se piensa en función de un beneficio».
Oviedo con toros de nuevo abrazaría aún más a la CULTURA, así, con mayúsculas. Pero me temo que con esta corporación más preocupada por los ‘likes’, por el medro y el bien de sus amiguetes, por cerrar bares y por cambiar las placas de las calles no veremos a Oviedo más libre y mejor.
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