Pedro Luis Fernández, fundador de GAM, ha hecho unas declaraciones en las que proclama su credo turbocapitalista. Fernández se ha destapado con una frase digna de un presidente de la patronal (o ex). Es la siguiente: «Los empresarios estamos moralmente habilitados para ganar cantidades ingentes de dinero, porque también tenemos la posibilidad de perderlo. En GAM hemos podido vivir las dos cosas, y no es malo». Nada que objetar a que alguien gane cantidades ingentes de dinero, siempre y cuando pague sus tributos escrupulosamente. Pero que estén moralmente habilitados ya genera más dudas. Se las genera hasta al Papado y esas recurrentes encíclicas anticapitalistas a las que acostumbran. Hace unos siglos, los filósofos morales hablaban de la función social de la propiedad. Toda propiedad tiene una función social: no se trata solo de cubrir los vicios de su propietario. Como ven, la frase tiene muchas esquinas morales y recuerda a los tiempos de Carlos Solchaga o de Emilio Botín, cuando el dinero llegaba como chorros a este país y se despachaban frases similares. GAM ha vivido momentos muy duros, pero la empresa dio un vuelco a su negocio, menos dependiente del ladrillo, y el resultado empieza a ser positivo: el último trimestre ya ha registrado unos ligeros beneficios tras años de pérdidas. Por cierto, el año pasado, en 2017, con la empresa aún en pérdidas, Pedro Luis Fernández consiguió una subida de sueldo del 21%, hasta alcanzar el millón de euros. Se supone que estaba moralmente habilitado.