Por el populismo y de la demagogia que han practicado algunos partidos es complicado defender ante la ciudadanía cuestiones que sin todos los datos encima de la mesa parecen privilegios, pero analizándolo bien, son más bien todo lo contrario. Un ejemplo lo hemos visto con la presencia de Pedro Sánchez en el Festival de Benicàssim, donde se le ha criticado utilizar medios públicos (en concreto un avión Falcón) para acudir a un evento como espectador junto a su familia. Ojalá el Presidente del Gobierno tuviera la plena libertad de acudir a cualquier lugar sin necesidad de llevar escoltas, pero la responsabilidad que ostenta le obliga a tener que seguir unos protocolos que no son de libre elección.
Que un partido como el PP pida explicaciones por el uso del Falcón me parece lamentable, porque saben perfectamente lo importante que es la seguridad y la necesidad de que el máximo mandatario político del país pueda desplazarse sin problema. A mí al menos me resulta absurdo pedirle al jefe del ejecutivo que no viaje de esta manera. ¿Tiene sentido que dependa de un vuelo comercial, que puede retrasarse o cancelarse, por una cuestión de estética? ¿Al Estado le saldría más barata otra alternativa? A mi juicio, no. Si Pedro Sánchez tuviera que depender de los horarios de los aviones más reservar varias plazas para llevar a todo el séquito de seguridad, ¿ahorraría dinero? Es mejor que vaya en un avión propio. Lo que no podemos es equiparar la situación de la mayoría con la suya, porque no tiene nada que ver.
A mi juicio a quien hay que criticar es a Puigdemont, un señor que no es el actual President de Catalunya pero que somete a su partido y al Govern a sus dictados. Este ‘martir’ está viviendo a todo trapo sin que sepamos realmente quién está detrás de su mantenimiento, que no es precisamente barato. Pedro Sánchez, aunque guste muy poco a algunos, es el presidente del Gobierno las veinticuatro horas del día, y para mí es importante que tenga garantizada su seguridad y que en caso necesario tenga los mejores medios para poder desplazarse, no por una cuestión de privilegio a su persona, sino para que se pueda ocupar cuanto antes de temas que son urgentes.
Creo que a veces se usan lo vehículos oficiales como arma arrojadiza cuando su existencia pretende ahorrar, ser más eficaz y útil. Pedro Sánchez es el presidente del Gobierno las 24 horas del día, y vaya a un acto privado o público, parece obvio que le va a exigir una protección y unos medios que yo mismo y la amplia mayoría de los mortales no los necesitamos. Un poquito de por favor, que diría aquel. Yo al menos no necesito vivir así.
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