La peatonalización del centro de Oviedo iniciada a finales de los 80 por Antonio Masip, y continuada en los primeros años 90 por Gabino de Lorenzo fue un éxito, un hito en la modernización de nuestra ciudad. Más allá del color político del gobierno de turno, sacar el automovil privado del corazón de la ciudad fue una decisión acertada y valiente, que vecinos y visitantes valoran hoy unánimamente como positiva y un avance para nuestra ciudad. Revertir sin traumas y sin prisas el abuso del vehículo privado en las ciudades es una de los principios rectores del urbanismo contemporáneo, y una de las obligaciones de quienes tienen responsabilidades de gobierno y quieren que su ciudad se adapte al siglo XXI. Lo han hecho y los están haciendo ciudades europeas de nuestra misma escala, y que también, como Oviedo, se caracterizan por su calidad de vida: Oxford, Reggio Emilia, Vitoria, Pontevedra… No es un cambio que se pueda hacer de un día para otro, ni tampoco supone una persecución de los coches particulares: se trata, simplemente, de ir colocando en su sitio las distintas piezas, porque la ciudad es un espacio compartido que debe ser habitable para todos y todas.
Un plan de movilidad es como un estudio de salud de un paciente al que uno quiere mucho. Se estudian sus debilidades y fortalezas, y se buscan las alternativas para que viva con felicidad muchos años. Hemos descubierto por ejemplo que en Oviedo un 73% de los desplazamientos en coche llevan sólo un pasajero y se hacen para recorridos de dos kilómetros. Barcelona, con 2 millones de habitantes, hace un 15% de sus desplazamientos en coche. Oviedo con 220.000, el 59%. Algo falla, ¿no? Nuestro objetivo es lograr un mayor equilibrio, y para ello proponemos estrategias para aumentar los desplazamientos en autobús, bicicleta y a pie. Estamos convencidos de que con un buen transporte público, Oviedo necesita mejorar mucho en este aspecto, una red segura de carril bici, más calles peatonales y aparcamientos disuasorios, podemos lograr una ciudad con menos problemas de tráfico, más amable y más vivible.
Peatonalizar la calle Uría y convertir nuestra Gran Vía en un gran espacio ciudadano reservado para el peatón y el transporte público forma parte de ese proyecto de modernización de Oviedo. En 2023, el final de la concesión del parking de la plaza de la Escandalera nos abre la posibilidad de hacer de él un centro intercambiador de autobuses, similar al que existe en muchas ciudades españolas y europeas, simplificando así las excesivas paradas del TUA que hay a lo largo de la calle Uría. Tenemos cinco años por delante para implementar esta propuesta contenida en el Plan de Movilidad Sostenible, y desarrollar una red de aparcamientos disuasorios que permitan sacar el coche de un centro que, como en casi toda Europa, va a ser peatonal o semipeatonal.
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