El fin de una etapa

OPINIÓN

09 jun 2018 . Actualizado a las 08:35 h.

Mírese como se mire el desenlace de la moción de censura marca el fin de una etapa en la historia de nuestra democracia. No ha sido un mero cambio en el Gobierno de España, como no lo fue la victoria del PSOE de Felipe González, que aseguró la Monarquía, y tampoco la primera del PP de Aznar, que aseguró la alternancia inherente a una democracia. En ese sentido el apeamiento de Rajoy ha aportado un significado carácter simbólico como quedó patente en la posición común de las fuerzas políticas ideológicamente diversas que la votaron del que no fue ajena la de Ciudadanos. A esa sensación de final ha contribuido la despedida del afectado. Correcto en las formas, ha tenido la coherencia de dimitir como presidente del PP acelerando que sea el propio partido quien elija a quien lo vaya a liderar desde la oposición, necesitado de reflexionar por qué habiendo tenido una mayoría absoluta ha llegado a la situación actual. Que no era el final previsto, y ello honra la decisión, se desprende de su sinsabor de «abandonar la tarea a mitad de la cosecha». Probablemente hubiera sido menos traumático continuar un tiempo de la legislatura, en la que no tendría menos apoyos que los que va a tener el nuevo Gobierno, para la inevitable convocatoria de elecciones. La suerte estaba echada cuando Rivera, con motivo de la sentencia del asunto Gürtel, declaró que la legislatura estaba acabada. Quedaba expedita la vía para que socapa del imperativo ético de limpiar la corrupción se presentara la moción de censura secundada por los separatistas catalanes.

A pesar de su rapidez, el cambio operado no fue una improvisación. Se venía preparando a la espera de una oportunidad. Lo confirma la formación del Gobierno, novedoso por la mayoría de ministras, que en cuanto a su composición puede calificarse de lucido. Todos los palillos posibles han sido tocados para que la sinfonía suene bien. Gestos no escatimarán y vocablos sonoros tienen; pero no los votos suficientes para implementar los objetivos ambiciosos que se proponen. Ni siquiera tienen garantizado que se mantengan invariablemente los votos que respaldaron la moción.

La operación arranca de lo que se llegó a denominar podemización del PSOE que explica el triunfo de Sánchez en las primarias con el apoyo de las bases. Podemos ha sido el fiel de la balanza para que se frustrara la primera moción de censura con Rivera de aliado, como lo ha vuelto a ser en la reciente. Es un dato a tener en cuenta porque en poderosa opinión publicada se intenta presentar al Gobierno con una orientación hacia el centro. Aunque haya enviado una señal tranquilizante a Bruselas, estará marcado por Podemos y conviene no olvidar, en eso no engañan como tampoco los republicanos catalanes, que pretenden cambiar el meollo del pacto constitucional. No sería el fin de una etapa, sino de un ciclo.