El cercano fin de la fase de consolidación del edificio de la antigua fábrica de tabacos ha avivado una polémica que nunca debió haberse producido. Supongo que el actual gobierno municipal se habrá dado cuenta de que cometió un error al desechar el proyecto elaborado durante la alcaldía de Paz Fernández Felgueroso para convertirlo en el museo de Gijón. Me extrañó en su día porque, si no recuerdo mal, había sido precisamente Francisco Álvarez-Cascos quien, ya hace años, había propuesto crear una gran pinacoteca municipal, que agrupase a los museos dispersos y ofreciese el espacio necesario para exponer los fondos almacenados a causa de las limitaciones del actual museo de la casa natal de Jovellanos. Entonces consideraba que debía hacerse en el antiguo Instituto Jovellanos, pero la posibilidad de disponer del viejo convento de las Agustinas Recoletas permite hoy aprovechar un edificio vacío, también céntrico e histórico, sin los problemas que entonces implicaba modificar los usos del otro.
En esta primera etapa de las obras se han invertido unos cuatro millones de euros, completar la reforma costará cerca de veinte millones. Es una inversión notable, que solo tendría sentido si de ella resultase algo útil para el conjunto de la ciudad. No sería razonable duplicar servicios cuando muy próximos están el teatro Jovellanos, el nuevo salón de actos de la antigua Escuela de Comercio, que contará también con salas de exposiciones y de usos múltiples, una biblioteca y las sedes de entidades vecinales y culturales como el Ateneo Obrero y el Ateneo Jovellanos, y el del viejo Instituto, que también tiene sala de exposiciones, todos ellos municipales. Aunque está más alejado, el centro de arte de la Laboral parece solaparse con algunas de las funciones que han propuesto determinados colectivos para el edificio de la fábrica de tabacos una vez rehabilitado. Todavía peor sería privatizarlo, entregárselo a una cooperativa que representaría a sus socios, quizá a algunos vecinos de Cimadevilla, pero no a los gijoneses. Es sorprendente que desde un sector de la izquierda se defienda la privatización de la gestión de una costosísima inversión municipal.
La directora del Museo Jovellanos ha expuesto las carencias del actual inmueble, parece claro que Gijón necesita un museo moderno y con capacidad suficiente, no puede desaprovechar esta oportunidad. Además, si se trasladase al antiguo convento, integraría las excavaciones arqueológicas y podría convertirse no solo en una buena galería de bellas artes, sino en un museo que ayudase a comprender la historia de la ciudad.
No sé si sería posible mantener también el proyecto de trasladar a un edificio anejo el Museo Piñole, que conservaría su entidad autónoma, pero permitiría una visita integrada de las colecciones pictóricas. Era una buena idea que, salvo que el coste resultase excesivo, podría recuperarse.
No solo la ciudad, el barrio de Cimadevilla se vería indudablemente beneficiado por un museo moderno y atractivo. La afluencia de visitantes favorecería a hosteleros y comerciantes y le daría nueva vida. Algo que es difícil que suceda si se convierte en uno más de esos edificios culturales multiusos que acaban acogiendo escasas actividades y sirviendo de sede social a colectivos minoritarios, que tienen otros locales municipales a su disposición y para los que, si fuese necesario, se podría crear alguna infraestructura mucho menos costosa.
La casa natal de Jovellanos podría transformarse en un pequeño museo dedicado al ilustrado y en un centro jovellanista.
El viejo convento es un edificio muy singular, que recoge buena parte de la historia de la ciudad desde sus orígenes romanos a la primera industrialización, pasando por el uso religioso que tuvo en los siglos XVII y XVIII o los efectos de la desamortización liberal. Está situado en un lugar privilegiado, en el centro de Cimadevilla y al pie del parque de la Campa Torres. Su rehabilitación tendrá un coste millonario. Gijón no puede permitirse desaprovecharlo. No debería ser difícil el consenso: Foro y PSOE pueden considerarse padres de la idea, no creo que el resto de grupos municipales tengan razones para negar su apoyo a un proyecto cultural de esta trascendencia.
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