Las cifras, son frías y, a veces, escalofriantes. En el fondo y en la forma, son cifras.
Los rotativos tanto de ámbito local como regional, nos han despertado con un guarismo simbólico, el catre, seguido de tres ceros:
-4.000 millones de euros es la retención que Montoro en este nuevo año retiene a las Autonomías. (El País)
-Clamor de las autonomías contra Montoro por congelar la financiación (La Vanguardia).
-El tijeretazo de Montoro pone en riesgo servicios básicos (La Voz de Asturias).
Y, así uno tras otro, autonomía tras autonomía según tamaño territorial, potencial económico, verán mermados sus ingresos por parte del Estado en cantidades suyas y significativas a la hora de cuadrar cuentas. Sobre todo, a la hora de dar servicios a los ciudadanos que ése, y, no otro, es el fin de los Presupuestos Generales.
Una vez más, señor Montoro, se ha pasado de listo; se ríe del ciudadano de a pie; hace de su Ministerio ese cortijo andaluz que tanto añora.
Señor Montoro, usted es un auténtico payaso maquiavélico al servicio de intereses espúreos.
No se preocupe tanto de si 2018 es o no año electoral. Tenga las gafas limpias, la mirada alta, la generosidad con que hace unos días las Cabalgatas de Reyes de todos los pueblo de la geografía patria, obsequiaron a los infantes y tiernos niños.
Señor Montoro: haga de rey mago y dése un paseo nocturno por los balcones de toda las viviendas españolas y entre por la ventanas para que deposite sin usura ese sencillo regalo que es: «No exprimir más a los oprimidos» y sea consecuente con los principios de su Ministerios que se resumen en «Administras la Hacienda pública al servicio de los súbditos del Estado».
Eso es todo, señor Montoro.
Mire qué poco la pido.
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