Habría que preguntarse qué problemas económicos tan graves les ha ocasionado España a todos esos que se han permitido el lujo de ir a Bruselas en manada a respaldar a un prófugo cuya cobardía quedará, además, entre lo más vergonzoso de la historia de Cataluña (se creía Companys y se convirtió en el Vaquilla). Aprovechan para viajar el día de la Constitución, ¡qué curioso! Esa misma Constitución que les reprime. ¿Por qué no se quedan trabajando el seis de diciembre? Si no quieren la Constitución, que renuncien al día no laborable. Pero, claro, es la misma incongruencia de la que hacen gala a diario, en un caso que haría las delicias de Freud: declaro la independencia pero la suspendo, no la declaro pero la declaro, convoco a los medios de comunicación para un manifiesto y luego no me presento, rechazo el artículo 155 pero participo en las elecciones convocadas a su amparo, proclamo la Cataluña republicana pero más tarde le comento al juez que era simbólico y en broma… Vamos, es el “vivo sin vivir en mí” de Santa Teresa de Jesús en versión nacionariega.
En realidad, viajaron el día de la Constitución y luego se manifestaron al día siguiente, ¡o sea que hicieron puente! ¿Dónde tienen la fortuna de trabajar estos pobres oprimidos, que un jueves laborable han ido de turismo a Bruselas? ¡Pero qué suerte! ¡A ver si ser nacionalista va a estar subvencionado! Porque mientras ellos, que odian la Constitución, se aprovechaban del puente, resulta que yo, que soy constitucionalista de ideología y de profesión, estaba ese día en mi despacho, trabajando. Y, luego, esas personas que se han ido de turismo un día laborable tienen la desfachatez de decir que “España” es vaga, y les roba a ellos, gente trabajadora. Pues mira por dónde, ellos allí de farra, y los demás aquí trabajando. Debe de ser porque dinero no les falta: basta ver la facilidad con la que la expresidenta del Parlamento catalán y los exconsejeros han conseguido el dinero de sus respectivas fianzas. Pues no les va mal el negocio. Y luego la CUP va de anticapitalista. ¡Pero si apoyáis a la burguesía más forrada de Cataluña! Claro que muchos de los de la CUP son hijos de esos mismos burgueses. Es fácil ser anticapitalista cuando papá y mamá te lo pagan.
Qué poca vergüenza. En todo caso, es el derecho al pataleo de quien ya ha perdido la batalla y seguramente la guerra. ¡Qué rápido se han retractado y han aceptado ante el juez la aplicación del artículo 155! Por lo menos si fueran coherentes y demostrasen valentía, se podrían ganar un cierto respeto. Pero no. Aparte de delincuentes, son cobardes. No me extraña que otro nacionalista ?tan extremista como ellos? como era Sabino Arana despreciase profundamente el nacionalismo catalán, al que acusaba de arribista y mezquino. Lo llevan en la sangre.
La manifestación demuestra, por lo pronto, que las medidas cauteles adoptadas por la Audiencia Nacional y ahora ratificadas por el Tribunal Supremo tenían consistencia. Habida cuenta de que parece existir un puente aéreo directo entre Cataluña y Bruselas, los riesgos de fuga de quienes tienen causas pendientes son realmente elevados. Se cogen el primer descanso o la primera fiesta que encuentren (aunque sea nacional) y se largan a comer mejillones a Bruselas. Que son, obviamente, mucho mejores que las hamburguesas de la cárcel que, según se han quejado los exconsejeros, provocaban flatulencias. Pero, claro, acostumbrados a comer en el los sitios pijos de Cataluña, como el Builli o Can Roca, la comida de la prisión que les hemos pagado los españoles tiene que resultarles insulsa. Pobrecitos.
Bueno, pues por aquí los demás, los demócratas de verdad, seguiremos trabajando mientras los nacionalistas ociosos disfrutan de su puente. Que hay que levantar el país, porque si esperamos que lo hagan estas rémoras vamos dados. Ellos sí que producen flatulencias…
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