Una manada es un grupo de animales que se reúnen para cazar en común y que, de esa forma, les resulte más fácil abatir a una presa con la que alimentarse. Estos cuadrúpedos atacan exclusivamente para comer, por lo que me niego a denominar como manada a estas bestias que en los sanfermines del pasado año violaron reiteradamente a una joven de madrugada.
Esos hombres, simplemente son vándalos que dada su cobardía necesitan del grupo para saciar sus instintos más primarios. Se hartaron de contar su hazaña, hasta que la Justicia tomó cartas en el asunto y ahora intentan probar que la muchacha consintió con los más peregrinos argumentos para barnizar con apariencia de normalidad su despreciable acto. ¿Es que alguien puede creerse que una mujer puede consentir tener sexo a la vez con cinco energúmenos como los componentes de esa banda criminal organizada? Porque eso es lo que son los que se autodenominan manada. Una banda criminal organizada formada para cometer uno de los delitos más execrables que recoge nuestro Código Penal. Y por si eso fuera poco, en vez de asumir en la vista oral su más que evidente responsabilidad, pretenden darle la vuelta a la tortilla y echar toda la culpa a una joven que intenta, inexplicablemente, complicarles su intachable y ejemplar vida. Como parte del gremio tengo que entender que los abogados defensores se limitan a hacer su trabajo, pero con defensas como estas no me extraña la mala fama que tenemos.
Comentarios