26 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras el agua se agota lentamente después de años de sequías irremediables, en España se sigue discutiendo por este territorio o aquel. Pues juntos o por separado se van a tener que tomar medidas cuando este verano interminable agote los últimos pantanos.

Mientras los recursos para abonar las pensiones están a punto de acabarse el problema sigue siendo qué banderas colgamos y dónde. Pues juntos o por separado no habrá más remedio que más bien pronto que tarde discutir y tratar de solucionar ese enorme agujero.

Mientras los fiscales avanzan implacables en el acorralamiento a la caja B del Partido Popular y tienen informaciones contrastadas de otras corruptelas varias los partidos del centro y la periferia siguen enzarzados en cómo empezar el diálogo. Pues juntos o por separado habrá un momento en el que tengan que responder por tantas fechorías.

Mientras los hospitales y las escuelas tienen cada vez más problemas para alcanzar sus objetivos los responsables presupuestarios están ocupados únicamente en ver quién se queda con la agencia de recaudación. Pues juntos o por separado llegará el día en que los ciudadanos, sin distinción de clase ni ideología, exigirán responsabilidades por el deterioro manifiesto de dos de los pilares del estado del bienestar.

Mientras ciudadanos incautos de uno y otro lado creen que ellos son los importantes del debate, muchos de los dirigentes están felices con la devastadora polarización política y social. Pues juntos o por separado esos mismos ciudadanos acabarán frustrados y doloridos.

Las élites siempre han encontrado el modo de desviar la atención de los verdaderos problemas  aunque no pocas veces creando uno mucho mayor. Luego viene la catástrofe y volver a empezar con lo que no se resuelve nada y se castiga a todos, especialmente a los más vulnerables.  Y en eso estamos.