Maquiavelo y San Mateo hablan del «procés»

Xosé Luis Barreiro Rivas
Xosé Luis Barreiro Rivas A TORRE VIXÍA

OPINIÓN

PAU BARRENA | afp

21 oct 2017 . Actualizado a las 10:12 h.

El Consejo de Ministros delibera esta mañana -porque «a la fuerza ahorcan»- sobre el alcance, duración, mecanismos y objetivos que van a implementar la activación del Artículo 155. Lo hacen ahora, a regañadientes, porque Puigdemont los mandó a paseo por enésima vez. Y por eso, al ir vencidos y no convencidos, van a decidir con miedo e inseguridad, sintiéndose deslegitimados, y a sabiendas de que su pereza decisoria les obliga a cargar en el momento más complejo e inoportuno. Y eso presagia que se van a equivocar, que van a hacer un gasto enorme para obtener un resultado insuficiente.

Les recuerdo, no obstante, que yo no soy adivino, sino politólogo, y que, si puedo adelantarles este suceso, sólo se debe a que el presidente y los ministros llevan dos días explicando que no querían hacerlo, que el responsable de todo se llama Puigdemont, y que, en vez de clavar la jeringuilla de golpe, lo van a hacer despacito, con mano temblorosa, sin dejar al enfermo con el culo al aire, e inyectando solo 25 % de la dosis recomendada. Después, si es necesario, nos pincharán más veces, porque no conocen la célebre advertencia de Cristina de Suecia: «En política, como en cirugía, los cirujanos piadosos no curan ciertas llagas, sino que matan a los enfermos». Pero, al margen de lo que dice el Gobierno, mi información más enjundiosa proviene del evangelista San Mateo y del político Maquiavelo, que ya escribieron -en los siglos I y XV- cosas muy provechosas sobre el procés. San Mateo analizó con extraordinaria agudeza y brevedad, ese momento en que Sánchez le aconseja a Rajoy que la aplicación del 155 debe ser «limitada», «breve» y «preservando el autogobierno»; que el mes que viene convocamos elecciones para enero -porque Puigdemont es tonto y no se va a adelantar, ni va a proclamar la República antes de que lo cesen-, y nos lo jugamos todo a una victoria más incierta que un cohete de Kin Jon Un. Y el bueno de Mateo, que era inspector de Hacienda, y tenía experiencia, sentenció: «Dejadlos. Son ciegos, guías de ciegos. Y, si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo» (Mateo, 15, 14).

Maquiavelo, por su parte, analizó la propuesta de Soraya -la jurista- de empezar «despacito», con medidas nada agresivas, para ir aumentando la dosis a demanda del enfermo. Y la criticó así: «Las ofensas deben inferirse de una sola vez, para que, durando menos, hieran menos; mientras que los beneficios deben proporcionarse poco a poco, a fin de que se saboreen mejor» (El Príncipe, cap. VIII). De lo cual deduzco que Soraya ni las huele, y que San Mateo y Maquiavelo estaban más al día, en cuestiones de procés, que el Gobierno. Y por eso, sabiendo que no lo van a arreglar, me limitaré a pedir que apliquen todo el dolor que nos causan -como hacemos en Forcarei- «polas benditas ánimas do purgatorio». Para que no todo se pierda.