Hay unos gustos, preferencias, aficiones y obsesiones que uno fija en la niñez y en la adolescencia y ya le acompañan para toda la vida. En mi época de juventud, hormonas inquietas, una de estas fue la poesía de Luis García Montero. Trato de recodar cómo llegaron a mí, por vez primera, sus versos; pero no lo recuerdo. Quizá algún libro que rondaba por casa o Joaquín Sabina dijo su nombre en alguna entrevista -por aquella época devoraba y estudiaba con conciencia todo lo relacionado con Sabina- o haya sido fruto del azar y la buena estrella. No lo sé.
El lunes tuvimos el privilegio de tener a García Montero en Oviedo, en el Teatro Filarmónica, para presentar el documental que narra su vida: Aunque tú no lo sepas. El acto estaba organizado por la Universidad de Oviedo y en el escenario del Filármonica pudimos ver al poeta, a Josefina Martínez (Viuda de Alarcos) y a Charlie Arnaiz y Alberto Ortega (directores del filme). Tras una breve introducción a cargo del poeta, «tengan en cuenta que es un documental realizado por dos seguidores», pasamos a presenciar la obra.
Aunque tú no lo sepas es un apasionante documental que se adentra en la biografía de Luis García Montero de una manera fascinante. Una película que llega al alma del espectador, capaz de dejar absorto a cualquier público. Los diferentes momentos vitales de LGM son revividos de propia voz por el poeta, junto con testimonios, anécdotas, chanzas de familiares y amigos: sus padres, Almudena Grandes, Sabina, Serrat, Chus Visor, Benjamín Prado y tantos otros. Porque quién sabe más de nosotros que aquellos que son partícipes de confidencias, copas, risas, dolores, inquietudes y miedos; con los que compartimos la vida. Y Luis es un hombre de muchos y grandes amigos, es un hombre querido y que quiere. La opera prima de Arnaiz y Ortega es una manera de reivindicar al maestro que tanto hace por mantener la viva la llama de la lírica, logrando transcender al personaje y realizar una reivindicación y homenaje a la universalidad y utilidad de la poesía. Un proyecto que ha consumido los últimos tres años de sus vidas, pero visto el resultado les ha valido la pena. El dibujo que hacen de Luis le muestra como alguien empeñado en buscar la esencia pero de una forma dinámica y accesible: Luis habla de tú a tú.
Hay una secuencia de la película -coincido con Charly Arnaiz- que es mi favorita : en la terraza de la casa de sus padres están sentados Luis y su padre, su madre de pie, el padre mira a los ojos a Luis y dice: «Es lo mejor que se puede ser en la vida: un poeta grande». ¡Maravilloso!
Yo, al igual que Luis, no recuerdo la primera vez que vi el mar. Tampoco sé la primera vez que cayó en mis manos un poema. Pero lo que nunca olvidaré es que: «Tú me llamas, amor, yo cojo un taxi, / cruzo la desmedida realidad / de febrero por verte».
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