Lunes trátame bien

OPINIÓN

19 sep 2017 . Actualizado a las 14:37 h.

El lunes es el día más idóneo para empezar propósitos, y más siendo septiembre. Dije a mis amigos, los que cambiaron una vida disoluta por una mujer y un pañal, que me acercaría a ver su San Mateo, pero los propósitos quedan en nada: me quedé en casa, aún tengo pendiente el visitar las actividades del San Francisco. Espero que esas fiestas tarde en catarlas, porque no me veo yo mucho, por el momento, de cambiar la Mahou por los Aspitos.

Así que un lunes uno se arrastra hasta el antiguo como quien no quiere la cosa. Aterricé en el Rincón Cubano con mi padre, que de sanmateos sabe un rato. Qué diferencia en pagar los 3,80 euros del mojito a las 21:00 en lugar de a altas horas. El importe es el mismo, pero duele más.

Por el Pinón Folixa se dejaban ver Ripa y Taboada. Lo peor que tiene el Pinón es que en lugar de cerveza tienen San Miguel, y así uno pude joderse la noche. Manolín, otra noche más, exprimió su cadera al máximo y nos deleitó con uno de sus bailes. Manolo se está convirtiendo en el wasabi de estas fiestas.

En la Catedral estaba Igor Paskual, que suena tanto a Loquillo que sólo le falta a Luis Alberto de Cuenca detrás sus letras. Ya me había ganado escribiendo, me acabó de conquistar escuchándole en directo. Luego vino MClan, y la plaza se llenó. Ahí pude ver, muy bien acompañado, a Gerardo Antuña: se sabía alguna letra pero no ejercía de grupi. También pude constatar la maravilla que ha hecho Patxi Mangado del Bellas Artes, y la diversidad de utilidades que pueden albergar esos soportales. Patxi cogió un cuartucho en mi colegio mayor e hizo una sala de arquitectos que envidiarían en medio mundo; nuestro museo es tan bonito. El público se animaba y Torque entonaba Maggie mientras paseaba entre el público. Yo me quede hasta que sonó Carolina: era el momento de irse. «Carolina puede ser de las mejores canciones del mundo para ligar», o eso me dijo un señor mientras agarraba a una rubia, como poco, treinta años menor.

La noche dilataba sus horizontes, pero recordé que era lunes. Replegué las ganas de fiesta, y entre empellones y reguetón de fondo me fui a casa. Aún quedan días. Nos espera lo mejor.