El decir NO de forma intencionada

OPINIÓN

13 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La filosofía ha estudiado a la intencionalidad, analizando las creencias, los deseos y los estados mentales de tal o cual lugar o persona. Sus raíces pueden encontrarse en la filosofía antigua con Parménides de Elea y sofistas como Gorgias y Protágoras. El mismo Platón discute la idea de la intencionalidad en varios diálogos.

En San Agustín la intención fue un término importante, dado que lo identificaba con la voluntad, y aún con el amor. Y lo analizaba en cuanto a su relación con el conocimiento que explicaba como la unión entre la visión, la memoria, el pensamiento, y el conocimiento propio.

Estas antiguas discusiones llegan a nosotros por caminos abstractos como el que señala que la intencionalidad forma parte de la antítesis «presencia en ausencia», idea usada para describir la forma en la que un estado mental puede hacerse presente, concretarse, aunque esté ausente de lo que nos rodea o aún de la misma realidad. Un ejemplo claro es en la política actual española la negativa del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) al Acuerdo Económico y Comercial Global CETA de la Unión Europea con el Canadá. Ante ello, Aristóteles diría que es una aporía y algo difícil de entender, aunque yo me inclino a pensar como los estoicos, que señalaban que había problemas que existían en el mero pensamiento, pero sin realidad alguna. Es decir el NO se da, se concede, a todo lo que es realidad exterior y de otros, sea ésta cual sea.

El término «intención» se puede entender como el acto mental que se refiere a «algo». Esto no implica que se haga ese algo, ya que solamente se refiere a una idea o una cosa. Pero hoy se sabe que «creer» deriva de «ir hacia delante». Y el que cree falsamente es como el mal arquero que dispara y sus flechas fallan el objetivo, cayendo en el error.

Un problema del PSOE es explicar por qué los estados mentales que llenan su política se convierten en grandes rechazos hacia lo obvio, que se ve como una usurpación de algo que era familiar hasta hace poco, es decir, el poder político. Pero el contenido de ese estado mental no se corresponde con lo que hoy existe en España. Es decir, los deseos de poder del PSOE actual no son fáciles de cumplir. Por eso, es difícil explicar lo que significa NO, dado que lo que decimos y pensamos debe ser lo que es en la realidad. Por eso hasta los dioses de la poesía de Parménides señalaban que es difícil la posibilidad de pensar y hablar sobre hechos concretos que en realidad no existen.

Quizás en el PSOE estén leyendo a Gorgias y su tesis del NO SER, en la que se señalaba que no hay nada, y si hay algo, no puede ser conocido , y si pudiese ser conocido, nunca podría informarse de ello a otro. Es decir, con ese constante NO intencionado ¿Está el PSOE ofreciendo una reductio ad absurdum cuando la política europea se despliega y se inclina hacia un lado positivo de unión y de comprensión?