Según el último informe anual del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, nos quedaban unos 15.000 millones a comienzos de año para hacer frente a las necesidades de las pensiones. Como quiera que el año pasado fue necesario disponer de 20.000 (sobre todo para pagar en junio y diciembre), todo indica que este 2017 el Fondo se agotará. ¿Qué ha cambiado para llegar a este punto? Veamos. Esos 20.000 retirados en el 2016 suponen cerca del 2 % de la riqueza nacional de ese año. Sin embargo, en el 2004, en vez de retirar 20.000 millones se pudieron ingresar casi 7.000 en dicho Fondo. Doce años antes se metió en la hucha un 1 % del PIB, ahora es necesario retirar un 2 %. Y, por cierto, en ambos años crecimos lo mismo: un 3,2 %.
¿Será que somos menos trabajadores a cotizar para más pensionistas?, ¿será que el país es menos rico y no puede permitirse pagar sus pensiones sin endeudarse? Pues no, no somos menos trabajadores en el 2016 que en el 2004: aproximadamente la misma cifra de 18,5 millones según los datos oficiales del INE.
Si el trabajo nacional aportado es el mismo no queda más remedio que suponer que generamos menos riqueza y de ahí todo el lío. Pues tampoco: según el mismo INE somos un 10 % más ricos ahora que en el 2004. El PIB en términos reales (descontada la inflación y con base cien en el 2010) si era 92 en el 2004 es de 102 en el 2016. Estupendo: con los mismos trabajadores que hace doce años producimos un 10 % más de riqueza.
Y, sin embargo, en 2004 podíamos ahorrar y meter en la hucha casi un 1 % del PIB, y en el 2016 tuvimos que retirar casi un 2 % por ciento. En suma: la cosa empeoró en tres puntos debido al mayor número de pensionistas. La pregunta clave es, ¿podremos pagarlo a partir de ahora? Si la riqueza nacional es diez puntos mayor ahora que hace doce años, y las necesidades del sistema reclaman ahora -como hemos visto- tres puntos más de nuestra riqueza, bastaría con ponernos de acuerdo en una cosa bien sencilla: destinar un tercio de esa mayor riqueza generada, por el mismo número de trabajadores, al sistema de pensiones. No vaya a ser que toda esa mayor riqueza se la estén beneficiando otros (ni trabajadores ni pensionistas) y que, por tal motivo, se nos cuente la milonga de que hoy es inevitable endeudarse para pagar las pensiones. Lo que sería aún más negocio para unos prestamistas que es más que probable que acaparen buena parte de aquel 10 % y que, además, nos vendan planes privados de pensiones.