Desde la teoría del caos se sientan las bases de estudio y trabajo para la resolución de muchos problemas, pero en el caso de milagros basta con aplicar una lógica dialéctica más sencilla. Todo el mundo es consciente que desde las elecciones europeas del 2013, en el estado español (y otras partes del planeta) el bipartidismo neoliberal conservador y socialdemócrata, se fue al carajo. Desde esa fecha, el gobierno conservador neoliberal del PP sigue manteniendo el poder gracias al apoyo parlamentario de los grupos neoliberales nacionalistas, neofascistas de Ciudadanos y del grupo parlamentario socialdemócrata del PSOE y todas las partidas jugadas hasta ahora nacional e internacionalmente, indican que esta ruptura se profundiza y el caso francés, de refundación en un solo partido de todas las tendencias neoliberales, marca el inicio del fin de la estabilidad neoliberal y del recrudecimiento del caos. Momentos que marcan y cambian la historia de los pueblos.
Desde esa fecha, muchas han sido las reformas desarrollando los recovecos de las políticas austericidas de la troika neoliberal euroalemana, pero ninguna con la profundidad de los recortes realizados por el gobierno neoliberal socialdemócrata del PSOE de Zapatero del 2011, debido al batacazo electoral posterior que conllevó, en línea con la de los socialistas griegos o franceses ¿Pero si seguimos con nulas inversiones en empleo, de dónde viene este teórico desarrollo económico? Pues parece ser evidente que es fruto de la teoría del caos, ya que para frenarlo, que no evitarlo, falsean las estadísticas diciendo por ejemplo, que se han creado 200 empleos, cuando son doscientos contratos precarios, creados por la destrucción de cincuenta puestos de trabajo fijos con derechos o porque el Banco Central Europeo inunda el mercado financiero español de euros, comprando los bonos de deuda pública, creados por el gobierno para financiar la banca privada. Públicamente van hasta ahora 65.000 millones, sumado ya el donativo del gobierno del PP al Banco Santander por la compra por un euro del Banco Popular.
Esta situación de fraude y robo de los dineros y bienes públicos a escándalo diario, ejecutado por los grupos parlamentarios neoliberales al servicio de la oligarquía subordinada a la troika euroalemana, son los que no solo justificaron la moción de censura, sino que también la hicieron obligatoria y necesaria, sobre todo en el momento en que en el PSOE, las posiciones más de izquierdas podían ganar el 39 congreso, cuestión fundamental si queremos entrar en un proceso de superación de las políticas de austeridad. Ahora, con el congreso ganado y con Pedro Sánchez de Secretario General, el caos aumenta y los movimientos y señales son cada vez más desfavorables a los neoliberales de todas las tendencias, lo cual indica que aumentará más la riqueza y el empleo.
Actualmente, todo depende para el mantenimiento del gobierno más corrupto de la historia de España, del hacer del grupo parlamentario del PSOE, mayoritariamente en manos de la socialdemocracia neoliberal, como lo han demostrado con el apoyo al CETA en la comisión parlamentaria. Pedro Sánchez ha paralizado el apoyo, pero si solo se queda en una abstención para evitar la ruptura del grupo parlamentario, sería insuficiente para evitar su aprobación. Pero queda claro, que el proceso del PSOE aumenta el caos y les hace ser parte esencial del desequilibrio, porque el grueso de los diputados y senadores socialistas, lo son por la implicación personal en lo político y económico con el neoliberalismo y la corrupción, sistema que forma parte del proceso de acumulación de capital por la oligarquía. Ejemplo el atraco de la donación del banco Popular al Santander, con un coste para el erario público de unos cinco mil millones y esto solo es el inicio de uno de los muchos rescates bancarios y empresariales.
De este caos aparente se vislumbran dos salidas, una que avanza en una convocatoria electoral para el otoño-invierno que acabaría en un gobierno de concentración de neoliberales de todas las tendencias tipo francés, dentro de un abanico amplio de posibilidades y formas o un gobierno socialista de tipo portugués si Pedro Sánchez no se rinde, con el compromiso de desmantelamiento del estado de austeridad, con la participación o no de la izquierda de Unidos Podemos, dependiendo del resultado electoral. La otra salida implicaría que Pedro Sánchez no es consecuente con lo que le sucedió en las dos últimas derrotas electorales, ni entendió el mensaje de la ciudadanía, ni el de su triunfo en el PSOE. La izquierda para su gobernanza solo tiene que no cruzar una línea roja para las masas; la de las políticas austericidas que borran las líneas que separan la izquierda del campo popular, con las de la derecha reaccionaria de la oligarquía burguesa. Y aquí es donde entran en juego las partes del neoliberalismo socialdemócrata dentro del campo popular, en línea con las del actual grupo parlamentario socialista.
La pretensión manifestada por Pedro Sánchez y su equipo de un gobierno con Ciudadanos con el apoyo o participación de Unidos Podemos, es el chantaje impuesto por el felipismo y el grupo parlamentario neoliberal socialista para evitar la ruptura del PSOE, lo cual implica el abandono por parte de Unidos Podemos de la principal línea de demarcación; la del combate contra las políticas de austeridad. Esta sería la derrota de la izquierda en este proceso, ya que lo inhabilitaría al diluirse su carácter popular de izquierdas como representante del pueblo en su propuesta electoral, que abriría un proceso de derrota similar a la griega, sin capacidad de reacción por parte de los sectores obreros y populares más conscientes, sin estructura aun mínimas de organización social y política de masas.
Esta vieja propuesta del neoliberalismo socialdemócrata, apareja trampa junto con la de los neoliberales conservadores en torno al referéndum catalán, ya que la primera, con la disculpa de la expulsión del gobierno del Partido Popular, que por su corrupción y decadencia ya no le es útil a la oligarquía neoliberal (en Francia también quebró el partido conservador) pretende el objetivo de la expulsión del gobierno del PP, a cambio del sacrificio del proyecto de Unidos Podemos, proyecto rechazado por los neoliberales encubiertos de Podemos, donde el sector de Errejón no harían asco a este gobierno para desalojar a Rajoy, como por el entorno de Gaspar Llamazares, comprometido con el neoliberalismo, como lo demostró apoyando la formación de un gobierno asturiano del PSOE, para que con el apoyo del Partido Popular, aplicase la política de austeridad y recortes al pueblo. Paralelamente el neoliberalismo conservador, potencia al electorado nacionalista tanto español como catalán, con una estrategia de confrontación territorial completamente falsa y teatral. Porque, si de lo que de verdad se trata, es de convocar un referéndum legal sobre el derecho a decidir por el pueblo catalán o cualquier otro pueblo del estado español, lo lógico sería, que los nacionalistas neoliberales catalanes, vascos o canarios, retirasen el apoyo que están dando al gobierno neoliberal del Partido Popular de Rajoy, formando en el parlamento español un bloque democrático con las fuerzas progresistas, de forma que convocase un referéndum en Cataluña, para que el pueblo catalán decida. Pero este ni parece ni es, el objetivo del nacionalismo neoliberal.
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