Morosos a su país

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez NO PARA CUALQUIERA

OPINIÓN

25 jun 2017 . Actualizado a las 11:43 h.

Fueron mantras del comienzo de la Gran Recesión que la crisis de explicaba en buena parte porque la gente había vivido «por encima de sus posibilidades», porque habían acumulado mucha deuda; y cuando se elevó ese débito al debate entre naciones (con una muy irresponsable diferenciación entre el norte y el sur de Europa que levantó polvos que sustanciaron lodos que hoy nos enfangan) descubrimos que deuda es sinónimo de pecado y que siempre deben cobrarse, de forma inclemente, bajo pena de padecer un «moral hazard», el riesgo moral, de que los despilfarradores mediterráneos se lo vuelvan a gastar todo en juergas. No es broma, aún el pasado mes de marzo el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, le dijo al Frankfurter Allgemeine Zeitung que los países del sur se pulían los rescates en «licores y mujeres». Ahí sigue nuestro socialdemócrata holandés favorito después de hacer una declaración en la que haría falta un esfuerzo inaudito para sumar más racismo y machismo.

Pero lo peor, en realidad, no es hasta qué punto caló este discurso sino la falta de coherencia para aplicarlo. Quiero decir, que esta semana hemos conocido la tercera lista de grandes morosos con la hacienda pública española; apenas unas semanas después de conocer el palo que el Tribunal Constitucional le dio a la última amnistía fiscal promovida por el Ejecutivo de Rajoy. En la lista salen nombres recurrentes (está Mario Conde, por ejemplo) o la familia de la ministra de Sanidad, Dolors Monserrat. Mi favorita, pese a todo, es la que fuera presidenta del Círculo de Empresario, Mónica Oriol, porque se pasó su nunca demasiado breve mandato, dándonos terribles lecciones de darwinismo social cuñao y exigiendo sacrificios a los más desfavorecidos para que las condiciones laborales rozaran el esclavismo.

Miren, a ver, si hay un riesgo moral en esto de las deudas, si hay gente que nos mete en embrollos por vivir por encima de sus posibilidades, se de verdad se creen este discurso hay que aplicarlo a todo el mundo independientemente de su renta. Aún digo más, resulta peor todavía en el caso de los muy afortunados porque sus deudas también son astronómicas. La lista, y vamos por la tercera, de grandes morosos es una lista de gente que está viviendo por encima de nuestras posibilidades, porque son unos de los principales culpables de la merma en nuestros recursos y servicios públicos. Sinceramente, y ante la posibilidad de que por un malentendido riesgo moral, no pudieran aprender la lección debido al buenismo de nuestra administración y singularmente de Montoro y su ansia por perdonar sin penitencia ni propósito de enmienda a estos derrochadores, sería necesario tomar políticas de mano dura. No entienden otro lenguaje. Que digo digo yo que mientras no abonen lo que les corresponde todos estos no deberían poder usar ni escuelas ni hospitales (ya sé que les da mucha risa porque ellos usan centros privados, ya) pero tampoco nuestras carreteras, ese milagroso sistema por el que hay agua potable en los grifos de las casas o un tendido de electricidad generalizado en la península. No lo usen, o paguen por él, si no quieren aportar lo que corresponde para mantenerlo. No llamen a la policía si les roban, no intenten acudir a nuestros tribunales, no llamen a los bomberos si arde su casa, no requieran nada de ese abominable leviatán público que tanto les oprime. Por favor, ya están tardando. Váyanse a su país, a Panamá, o las Islas Caimán, al que sea. Este no.