Ha vuelto, sí, ha vuelto. La bella, prodigiosa y lasciva María Sharapova vuelve a las pistas, otra vez en la máxima competición, que es donde merece estar. La rusa fue suspendida y sancionada tras dar positivo por neldonium en el abierto de Australia. La sanción inicial acarreaba un parón de 24 meses, que por unos fallos jurídicos el TAS dejó reducido en 15. Masha imcumplió el reglamento y ha pagado por ello: ahora es libre, aunque haya a quien le pese.
Está en su primera comparecencia en el circuito tras la sanción. No mostró arrepentimiento, ni culpa, ni haber aprendido la lección. Pero, ¿por qué debería de hacerlo? Regresa en el torneo de Stuttgart, la invitación de los organizadores le ha brindado la llave y oportunidad de volver en lo más alto. Numerosas compañeras se han quejado porque haya sido invitada, consideran que no son necesarias estas ayudas, opinan que recibe un trato de favor. «María debe reconstruir su carrera (...) ganarse la plaza con resultados. No le deberían estar dando está oportunidad» dice Radwanska. El presidente de la RFET, Miguel Díaz Román, opina igual.
El torneo de Stuttgart está financiando por algunos de los patrocinadores de la rusa; y es bien sabido que MS es la reina de la mercadotecnia y el filón del tenis femenino.
Además de ser ganadora de 5 grand slam, María es una gran belleza: el sueño de los patrocinadores. Porque, quieran verlo o no, si se es guapo todo es más fácil en la vida. No se engañen.
El deporte es una escuela de valores y enseñanzas. He aprendido más de entrenadores y compañeros que de profesores. Pero, nunca debemos confundir el deporte amateur con el profesional, dos caras de una misma moneda..
El deporte profesional es un negocio: un deportista profesional es un trabajador, y por mucho que digan el trabajo nunca es una afición. Se sacrifican durante años para llegar a donde están, se juegan todo al virtuosismo, el trabajo y la suerte; para que luego muchos queden en nada: juguetes rotos. Esta sociedad tiende a ver a los deportistas como modelos, el paradigma, alguien a quien imitar. Y, en realidad, sólo es un espectáculo, un negocio:circo. Un negocio, no se olviden nunca de esto.
Este mundo mojigato y adscrito a la corrección política tiende a juzgar ética y moralmente a todo aquel que lo habita, y más si son personajes públicos. ¿Quienes somos para juzgar a nadie? ¿Por qué los acertados somos nosotros y nuestro criterio?
María Sharapova se equivocó, infringió las normas. Consumió una sustancia prohibida, que por otra parte, si no estás entre los mejores da igual que consumas o no. Cumplió su pena y está libre. No se lleven a engaño, con dopping o sin él, Masha, es de las mejores, y lo ha demostrado. Con eso se nace, y también se hace.
Veo bien que los organizadores, que se están jugando su dinero, quieran darle una willd card y que participe en torneos. Estoy seguro que callará bocas.
Basta ya de lanzar piedras como si todos estuviésemos libres de pecado.
Yo, muy de Sharapova, de pequeñito, eh. Masha y nada más.