Ha fallecido, a los 90 años, Salvador Pániker, ingeniero industrial, escritor de espléndidos diarios, político circunstancial con la UCD de Adolfo Suárez, presidente de honor de la asociación Derecho a Morir Dignamente y puente entre Oriente y Occidente (su padre nació en la India). Fue fundador de la espléndida editorial Kairós, hoy dirigida por su hijo Agustín. En la Universidad de Barcelona fue condiscípulo de otro ingeniero y escritor de primerísimo nivel, el vallisoletano Fernando de Orbaneja, que falleció el pasado 26 de junio a los pocos minutos de depositar su voto en las elecciones.
Pániker relata en Diario del anciano averiado su encuentro en Madrid con Orbaneja y con Sánchez Dragó, quien nos ha legado una soberbia entrevista de dos horas con el autor de Cuaderno amarillo. En esa entrevista, Pániker recomienda escribir diarios, lo que él comenzó a hacer a los 15 o 16 años. El diario personal, que yo jamás he escrito por pudor y, sobre todo, porque me lo tiene prohibido el ángel exterminador, es un magnífico ejercicio literario para aprender a escribir prosa. Virginia Woolf mejoró mucho como prosista tras su escritura de diarios. También Jaime Gil de Biedma y Carlos Barral llegaron a ser excelentes prosistas, escribiendo magníficos diarios. Pero, para aprender a escribir en prosa, aún mejor que escribir diarios es escribir en diarios. En prensa casi todo el mundo, a nada que publique artículos regularmente, termina aprendiendo a escribir en prosa clara y ágil. Si Faulkner hubiera escrito en prensa, nos habría librado de esas novelas con párrafos de 50 líneas sin punto y con paréntesis que son el equivalente de la marcha atrás en el coito y que marean incluso a los lectores más dotados. Pániker estuvo casado con Núria Pompeia, una genial dibujante de viñetas y escritora de gran éxito, fallecida, a los 85 años, el pasado 25 de diciembre.