El velo de la ignorancia

OPINIÓN

01 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es del todo peculiar que se diga que un tribunal como el Tribunal Constitucional no ha dejado claro tal o cual asunto en sus sentencias, sobre todo en asuntos que afectan a todo el país. Esta idea solamente se puede justificar al pensar que quien emite tal justificación lo hace desde el sentimiento más abrupto, más fuerte y subjetivo. Es decir, desde el velo de una supuesta ceguera producida por un gran sentir.

Se ha considerado al sentimiento como la base de la moralidad y de toda acción. Para alguna gente solo los sentimientos pueden motivar el comportamiento moral pero, ¿qué tipo de sentimiento se encuentra en los cimientos de la moralidad? Se trataría de entender al ser humano como un ser que siente solamente y que no puede ser un ente racional. Serían los sentimientos de alguien muy parcial vinculado a un gran imán o punto de vista que rompería hasta la realidad de varios siglos de historia.

Dentro de un Estado de Derecho lo que se da por válido lo es para todos, en todo momento y en todos los lugares. Las emociones en cambio están vinculadas a comunidades específicas y, si se quiere, a culturas que son asociaciones de las que han surgido sentimientos que son compartidos por quienes pertenecen a ellas, en un número determinado.

Pero los sentimientos carecen de razón, ya que si la tuvieran serviría para todos y ese no es el caso. Los sentimientos acusan a la Ilustración de ser fría y de no poseer la nostalgia de la emoción heroica que sienten los políticos que bajo el manto del romanticismo, sienten a su comunidad oprimida por el Estado. Estos políticos, quizás con ideas claras en cuento a su futuro ganador, piensan en que las culturas nacionales se diferencian externamente, ya que crean la vida independiente. Y esta vida independiente cada vez más entra en el mundo de la biología en donde los apellidos de los del grupo humano sobresaliente deben tener mucha historia del lugar. Además, tendrán que acercarse a las corrientes del pensamiento naturalista y del culto romántico que, según señalan los dirigentes del sitio con insistencia monótona, los alejará de la miseria económica ocasionada por la industrialización y el capitalismo.

Pero estos lugares iluminados por políticos con pocos escrúpulos son los que hablan y practican el populismo, el vitalismo y el biologismo y sus posibles combinaciones, creando lo que se ha llamado la ciudadanía a través de las raíces que es la que se cubre el rostro con el velo de la ignorancia más excluyente.